Capitulo 4: Cuando esta batalla termine
Parte 1: Ese día hace mucho tiempo
La extensa batalla finalmente llegó a su fin. Para entonces, el Sol ya se había ocultado tres veces. En el campo de batalla, donde alguna vez hubo una imponente montaña, el agua del océano fluyó en el colosal golfo recién creado. Las llamas infernales que devoraban los árboles no mostraban signos de extinguirse, dejando un rastro de muerte y cenizas a su paso.
Incontables trozos de metal estaban desparramados por el área. Con una inspección más cercana, alguien con los conocimientos adecuados los reconocería como los restos de varios Talismanes. Los fragmentos más comunes eran los Talismanes de ‘reflexión de flechas’, hechos especialmente en los principales talleres del Santo Imperio. Los fragmentos de cobre flotando en las olas pertenecían a Talismanes de ‘resistencia a las enfermedades’, originarios de Garmond del Oeste. Las gotas de hierro líquido brillando de rojo en los árboles venían de los Talismanes ‘guardia del destino’, los cuales eran un secreto bien guardado de la facción de magos Selenslode hasta hace unos días. Una compilación de la magia más poderosa disponible para los humanos, traída literalmente de todas partes del mundo, rodaban por el suelo, usados mucho más allá de sus límites.
“Geez, eso llevó mucho más de lo que esperaba.” En el cuerpo del joven no quedaba fuerza ni para levantar un dedo. Dejando caer su espada rota, se sentó en una roca cercana. “Nadie me dijo que tendría que ir tan lejos para ganar.”
“Soy yo el que debería estar diciendo eso, jovencito.” La desagradable voz de un anciano sacudió ligeramente el aire a su alrededor, como si resonara desde el fondo de algún profundo abismo. “Pero… exprimir hasta la última gota de esa insignificante vida tuya para llegar hasta aquí… te reconoceré solo por eso.”
“Eso no me hace sentir mejor. No es como si ser reconocido por ti extendiera el tiempo que me queda… más importante aún, ¿cómo demonios es que sigues hablando? Ya estás muerto, ¿verdad?”
“En efecto. Teniendo mi cuerpo dañado hasta este punto, incluso yo debo ser inmerso en el silencio de la muerte. El que intercambia pensamientos contigo en este momento es simplemente mi eco.”
“Ah, ya veo. Bueno, eso si me hace sentir mejor.”
Siete hechizos altamente prohibidos, once espadas Percival mejoradas hasta el punto de autodestrucción, e incluso técnicas secretas de esgrima que no estaba calificado para usar. Si él no hubiera podido terminar el trabajo después de usar todo eso, se quedaría sin opciones.
“… es un poco tarde para decir esto, pero eso fue maravilloso. Ejercer tanto poder por ti mismo, a pesar de ser un débil humano… verdaderamente aterrador. Si usaras esa fuerza contra los humanos, probablemente podrías arrasar con dos o tres países en una noche. Pero… supongo que al final, ese poder tiene un precio, ¿huh?”
Una fina y fibrosa sustancia que se asemejaba a una niebla giraba alrededor del joven. Las fibras gradualmente incrementaron en número y se aferraron a su cuerpo, como si trataran de atarlo.
“Usar hechizos prohibidos a tal escala… el retroceso seguramente maldecirá y atormentará al usuario. El simple hecho de cantar uno puede hacer que el cuerpo se rompa y el alma desaparezca. Multiplicar eso por siete… no puedo ni imaginar un dolor tan horrible.”
“Si iba a morir de todas formas, no importaba si usaba uno o siete… además de eso, no hay forma de que pueda volver a pelear, así que el dolor y el sufrimiento no importan.”
“… no parece una justificación razonable.”
“Me han estado diciendo eso desde hace mucho tiempo, pero que me lo diga un monstruo se siente de alguna manera diferente.»
Una carcajada.
“Supongo que si no estuvieras preparado para eso, no desafiarías a un dios, ¿huh? Bueno, es hora de que nos separemos. Ahora entraré en un sueño de cien años.”
“Date prisa y piérdete. Al menos estate callado mientras mueres.”
“De acuerdo, de acuerdo. Honraré tu petición como recompensa por tu victoria…”
La voz se desvaneció, derritiéndose en el viento junto con la sensación de intimidación que llenaba el aire circundante.
“… hey, ¿ya te moriste?” Preguntó el joven, pero no hubo respuesta.
Un sonido seco y crepitante vino de sus pies. Reuniendo todas sus fuerzas restantes para doblar su cuello y ver hacia abajo, el joven vio sus tobillos transformándose en piedra. El sonido se intensificó mientras el opaco color gris subía por su cuerpo. Rodillas. Muslos. Espalda. Subía y subía. Siete maldiciones fatales se apilaron una encima de la otra, mezclándose e interfiriendo de forma compleja para producir el fenómeno ocurriendo ante sus ojos.
Todo su cuerpo hasta el pecho estaba casi completamente convertido en piedra, el joven rió.
“Bueno, planeaba regresar a casa… pero supongo que las cosas no saldrán tan bien.”
Él miro al cielo y pronunció sus últimas palabras, con la vana esperanza de que llegaran a esas personas importantes, quienes seguramente estaban muy lejos, mirando al mismo cielo azul. “Lo siento, Lillia. Tendrás que volver a casa sola con el maestro. Lo siento, Souwong. Tendrás que lidiar con el egoísmo de Lillia en mi lugar. Emi… no creo que tuviera ninguna promesa contigo. Estoy seguro de que estarás bien por tu cuenta, pero vive una buena vida por mí.”
Y también… también…
Mientras hablaba, su cuerpo continuaba transformándose en piedra a una velocidad aterradora. Había demasiados nombres que quería mencionar pero no le quedaba suficiente tiempo. El joven examinó todos los rostros flotando alrededor de su cabeza y los redujo a uno solo.
“Almaria… de verdad lo lamento.” El último nombre que eligió fue el de su ‘Hija’, quien esperaba en un orfanato en una tierra distante. “Parece que no seré capaz de comer ese pastel de mantequilla después de todo.”
Un suave tintineo señaló el final. Todo lo que quedó fue una masa de piedra con la forma de un joven.