Parte 3: Poco tiempo después
Recientemente, ha habido rumores sobre goteras en el corredor del segundo piso. Una rápida visita confirmó que en efecto era necesario un poco de trabajo de carpintería. Podrían llamar a alguien del pueblo otro día, pero por ahora bastaría con un parche. Lo que significaba que necesitaba unas tablas y un–
“– hey, ¿sabes dónde está el martillo? Willem se dio la vuelta.
En el cuarto de almacenamiento del primer piso. Lo usaste antes… ¿ya lo olvidaste? Respondió Chtholly. Wow, realmente tienes mala memoria… Ella intentó sonar un poco irritada, pero en realidad solo se estaba burlando de Willem.
Sin embargo, antes de que pudiera terminar su queja, ella notó que algo estaba mal: Willem no la estaba mirando. ¿Qué estás mirando? Ella se dio la vuelta, pero no había nadie más ahí, solo el corredor vacío.
“Chtholly, ¿a dónde fuiste?” Preguntó Willem y comenzó a buscar a su alrededor.
¿De qué estás hablando? Estoy justo aquí, dijo ella con una voz más fuerte que antes.
“Qué raro. Creí que estabas aquí.” Willem, aún sin voltear hacia Chtholly, parecía estar ignorándola.
Hey, deja de–
Ella lo agarró con su mano, o al menos lo intentó. Ella no pudo. La mano que quería usar no existía en primer lugar. Mirando abajo a su cuerpo, Chtholly se dio cuenta de que no estaba ahí.
“¿Chtholly? ¿Dónde te escondes?” Willem comenzó a caminar.
Él deambuló por todo el almacén de hadas, buscando a la chica invisible. No la encontró. Él dejó el almacén y buscó por toda la isla. No la encontró. Él le preguntó a todo el que vio sobre Chtholly Nota Seniorious. No recibió respuestas.
¿A dónde vas?
¿Qué estás buscando?
Estoy justo aquí.
A tu lado.
Hey
¡Hey!
Mírame.
Sin importar cuanto Chtholly trató de hablar, falló en producir una voz. Y por supuesto, palabras que fallaron en convertirse en sonido no llegarán a nadie.
Eventualmente, Willem se cansó de caminar y se quedó inmóvil, perdido y confundido. Alguien se acercó a él y coloco una mano sobre su hombro.
“Ya es hora de que lo aceptes,” dijo gentilmente Nygglatho con una solitaria sonrisa en su rostro. “Ellas se han ido.”
– Chtholly se sobresaltó, enviando sus mantas volando por todas partes.
Su corazón no mostró signos de desacelerar su rápido latir. Manteniendo su mano sobre su pecho que latía violentamente, respiró profundamente. Cuando finalmente se calmó un poco, su cuerpo tembló. La helada mordida del invierno la atacó sin piedad a través de sus pijamas, drenando su calor. Ella salió de la cama, recogió sus mantas, las envolvió en forma de bola y las abrazó fuertemente.
“Un sueño…” murmuró Chtholly. “Era un sueño, ¿verdad?”
Ella miró por la ventana. El mundo afuera aún estaba cubierto por la oscuridad de la noche, esperando por el tardío amanecer invernal.
Su cuerpo se sentía perezoso. Quería acurrucarse en sus mantas y volver a dormir. Pero no podía. Sus ojos se rehusaban a cerrarse, sabiendo que tal vez verían la continuación de ese sueño.
Dos días han pasado desde el fin de la batalla en la 15º Isla y la llegada de las hadas al almacén.
Willem aún no regresaba a casa.
La lluvia torrencial que comenzó a caer al salir el sol se detuvo abruptamente un poco antes del mediodía. Debajo del milagrosamente despejado cielo azul, pequeñas hadas salieron a los campos. La limpia pelota blanca que llevaban con ellas quedó rápidamente cubierta de lodo. Pronto, las niñas que con entusiasmo la perseguían también acabaron igual.
En una esquina de la sala de lectura, Nephren disfrutaba de su siesta. Usando sus brazos doblados como almohada, ella roncaba pacíficamente con una expresión gentil en su rostro.
“Bueno, eso es inusual para Ren, tirar un libro de esa forma,” dijo Ithea mientras recogía el libro que había debajo del escritorio de Nephren. “Para ella, el principal problema probablemente no es el sobre uso de Venenum, sino solo fatiga normal. Ella no ha tenido mucha experiencia desde que se desarrolló completamente, así que su resistencia todavía tiene un largo camino que recorrer. Pero aun así ella logró pasar por esa larga batalla.” Ithea suavemente palmeó la cabeza de Nephren.
“… ¿y tú estás mucho mejor, Ithea?
“¿Yo? ¡Estoy como nueva! Tengo confianza en mí longevidad,” respondió orgullosamente Ithea.
Chtholly no estaba completamente convencida. Su amiga de cabello dorado siempre decía cosas importantes en una forma que parecía imposible decir si estaba siendo seria o bromeaba. Como resultado, Chtholly nunca sabía qué creer.
“¿Y cómo te va a ti, Chtholly?”
“¿Yo? Yo… uh…” Estoy bien, por supuesto, pensó ella. Quería decirlo. Pero al final, Chtholly no pudo. En contraste con su tono casual, Ithea estaba mirando a Chtholly con una mirada muy seria. “Supongo que no estoy en mi mejor forma. Probablemente no debería pelear por un tiempo.” Ella mostró una débil sonrisa y se encogió de hombros.
“Bueno, si comienza a ponerse realmente mal, tal vez deberías solicitar volver a la 11º Isla. Probablemente te darían permiso ya que eres un soldado tan importante ahora mismo y todo eso, y estoy segura de que el doctor puede al menos darte algún consejo.”
“Ya te lo dije, estoy bien. Es solo un poco más incómodo que de costumbre.” Chtholly sacudió su cabeza. “Tus consejos son todo lo que necesito. Confío en ti.”
“Bueno, me alegra, pero…” Ithea jugó con su desordenado cabello.
“Además, sería horrible si me fuera y él regresara, ¿verdad? Quiero verlo lo antes posible, así que tengo que esperar en casa como dijo.”
“Ah… estás completamente en modo doncella enamorada, ya veo.”
“Mhm, es cierto.”
“¿Ya no vas a intentar ocultarlo?”
“Bueno, él conoce mis sentimientos pero aún trata de huir. Definitivamente no seré capaz de convencerlo si sigo fingiendo. En este punto, creo que ir directamente por él sin esconder nada es mi única opción. Puede parecer que él tiene todo bajo control en su pequeño mundo, pero incluso si algo pequeño sale mal, puede derrumbarse rápidamente.”
“Hmm, eso es verdad.”
“Así que tan pronto como llegue a casa, voy a ir directamente por él. Por supuesto, tendrás que ayudarme un poco, así que prepárate.”
“De acuerdo, déjamelo a mí.” Ithea le dio dos pulgares arriba.
Chtholly le regresó el gesto. Ahora mismo no había mentiras en sus palabras. Si él regresaba a casa, ella iría por él implacablemente. La palabra clave era ‘si’.
Originalmente, él no había estado aquí. Lo que significa que el estado actual del almacén de hadas sin él era como las cosas se suponía que fueran.
“Tal vez él no regrese a casa.” Las palabras aferrándose en la mente de Chtholly a veces escapaban de sus labios en un momento de debilidad. “Quiero decir, él es una persona tan valiosa para Regul Aire, es casi increíble que haya estado aquí todo este tiempo. Uno creería que él sería asignado a alguna posición súper alta y le rogarían que compartiera todo su conocimiento arcano. Así que tal vez sea mejor si nunca regresa a casa.”
Ella recibió respuestas variadas cuando dijo eso en frente de la gente.
“¡No lo dejaremos!” “No quiero quedarme sola.” “¡Seré la que derrote al técnico!” “¿Qué es arcano?” Era cuestionable si Tiat y las otras pequeñas realmente entendían de lo que estaba hablando.
“Deberías ser un poco más honesta contigo misma,” dijo Nygglatho con una voz que sonaba como un regaño.
Nephren solo bajó sus ojos y falló en reaccionar aparte de eso. Bueno, Chtholly realmente no esperaba mucho más.
“Bueno, si no lo hace, ¿qué vas a hacer?” Preguntó Ithea con una sonrisa burlona.
¿Qué haría ella si él realmente no volviera a casa? Chtholly lo pensó, pero no pudo encontrar una respuesta. “Supongo que no haría nada…” Su vaga respuesta causó que Ithea suspirará dramáticamente.
Originalmente, él no había estado aquí. Lo que significa que su actual vida diaria sin él a su lado era la vida que se suponía debía vivir.
“¡Haah!”
Escuchando un afilado pero lindo grito de batalla desde atrás, Chtholly instintivamente salió del camino. Pannibal y Collon se estrellaron contra la pared, fallando en atrapar a su objetivo.
“… ¿qué están haciendo?” Ella ayudó a las dos a levantarse.
“¡Se los dije!” Llegando detrás de sus compañeras, Tiat vino corriendo y tocó a las dos en sus narices enrojecidas. Un par de pequeños gritos resonó por el pasillo. “No hay forma de que puedan atrapar a Chtholly. Aún les faltan otros diez años.” Por alguna razón, Tiat infló su pecho orgullosamente.
“Pero sin Willem por aquí, no tenemos nadie con quien practicar, y nuestras habilidades empeorarán,” dijo Collon con lágrimas en sus ojos.
“Qué habilidades…”
“¡Habilidades para conquistar el mundo!” Pannibal hizo un puño.
“Qué mundo…”
Tiat se paró al lado pareciendo molesta mientras que Lakhesh se unió a la multitud y comenzó a disculparse profusamente.
“… o si, por cierto, Tiat,” dijo Chtholly.
“Ah, ¿sí?”
“Fuiste confirmada como un hada soldado completamente desarrollada, ¿verdad? ¿Ya comprobaron tu compatibilidad con las Armas Excavadas?”
“Aún no. Nygglatho dijo que esperaría hasta que Willem regrese a casa antes de comenzar a buscar una espada.”
“… ya veo.” Chtholly alborotó un poco el cabello de la pequeña.
“¿C-Chtholly?”
“Espero que consigas una buena,” dijo gentilmente antes de retirar su mano.
“¿Pasa algo? No te ves muy bien.”
“¿En serio? Tal vez aún estoy cansada.” Chtholly rió.
Cuando Chtholly regresó a su habitación, cerró la puerta y se apoyó en ella, deslizándose gradualmente hacia abajo hasta quedar sentada en el piso. Ella se acurrucó en una bola, envolviendo sus brazos fuertemente alrededor de sus rodillas y dejando caer su cabeza.
“Ese mentiroso…” murmuró lo suficientemente bajo como para que solo ella pudiera escucharlo. “Mantuve mi parte de la promesa. Pero por qué… por qué no puedes…”
Después de un rato, Chtholly levantó su cabeza y se puso de pie. La puerta y las cortinas cerradas hacían que el cuarto fuera casi tan oscuro como de noche, pero ella lo conocía lo suficientemente bien. Ella se abrió paso por la tenue luz hasta su escritorio y recogió un espejo que había sobre él.
“…”
En la oscuridad que se extendía al otro lado del espejo había una chica de ojos rojos.
Una araña plana.
“¿Quién eres tú?” Preguntó Chtholly en una voz temblorosa a la extraña en el espejo.
Ella debería estar viendo un rostro familiar, el que ve cada mañana cuando se lava la cara. Ella debería estar viendo ese rostro del cual había visto cada expresión tantas veces que se estaba volviendo aburrido.
¿Entonces por qué? ¿Por qué estaba la chica del otro lado mirándola en blanco? ¿Por qué Chtholly le dio una mirada a ese rostro y pensó que era el de un extrañó? Si era alguien que no conocía, ¿entonces quién estaba de este lado del espejo?
Una galleta a medio comer. Una vela gastada y una envoltura quemada. Un ave de acero y una flecha de arcoíris.
Cállate. Cállate, cállate, cállate.
¿Por qué? ¿Por qué estos recuerdos siguen apareciendo?
La batalla había terminado hace varios días. Ella no había usado magia ni una vez desde entonces. ¿No se suponía que mejoraría? Si ella era moderada, ¿no se suponía que no tendría un impacto negativo en su vida diaria? ¿Ithea estaba mintiendo?
No.
Era su culpa.
Durante la batalla, ella desechó algo importante en nombre de la determinación. A cambio de la milagrosa destrucción de la 15º Isla, ella vendió casi todo su tiempo restante.
Ella no lo lamentaba. O más bien, ella no podía lamentarlo. Regul Aire estaba al borde de la aniquilación. Salvarlo reduciendo ligeramente la esperanza de vida de un soldado desechable era una ganga.
Lo que ella debería lamentar era fingir estar bien en frente de Willem después de la batalla. Ella no quería preocuparlo. Ella quería regresar a casa con el Willem de siempre. Así que se mantuvo callada sobre la invasión y le prohibió a Ithea y Nephren que hablaran sobre eso. Pero ahora, ella se encontraba en esta condición.
Ella al menos quería decir ‘estoy en casa’. Y también…
“Quería comer ese pastel de mantequilla…” murmuró ella con una voz temblorosa.
La chica al otro lado del espejo movió sus labios como repitiendo después de Chtholly.
Una sola lágrima corrió por su mejilla.
Un mundo roto. Un pez nadando entre las estrellas. Un animal de peluche amarillo. Una desconocida chica de ojos azules. Un árbol suave. Un gato negro maullando continuamente. Una piedrita envuelta en papel. Un brillante cielo nublado. El mundo más allá del espejo. Y. Y.
El espejo cayó de la mano de la chica y se rompió en el suelo, enviando incontables fragmentos a volar.
La chica colapsó en el suelo.