Parte 5: Promesas incumplidas
Willem no recordaba absolutamente nada de su viaje a casa. Todo lo que sabía era que había abordado esa aeronave de la Policía Militar en la 2ª Isla y eventualmente llegó a la 68º Isla. Puede que hayan tomado algunos desvíos para reabastecer combustible o evitar turbulencias, pero probablemente tomaron la ruta más corta y rápida posible. Pero desafortunadamente, y obviamente, Willem no llegó a tiempo.
Una chica de cabello azul yacía en la cama, durmiendo silenciosamente. O al menos, eso era lo que parecía. Parecía como si fuera a abrir sus ojos en cualquier momento. Pero eso nunca pasó, y nunca lo hará.
“Ella mantuvo su parte de la promesa, ¿sabes?” Dijo Ithea en una suave voz, parada al lado de la puerta. “Ella sobrevivió y regresó a casa. Ella regresó con apenas un poco de tiempo de una batalla a la que nunca debió sobrevivir, todo porque quería verte una vez más.”
“Ithea.” Nephren, también parada cerca de la puerta, sacudió su cabeza. “No podemos culpar a Willem. Fuimos nosotras las que no le dijimos lo de Chtholly.”
Lo sé, lo sé, no pretendía culparlo…”
“No, tienes razón. Fui yo el que no mantuvo su promesa. Soy el que debería ser culpado,” murmuró Willem. “Ella hizo lo que le dije, pero yo no cumplí mi parte. Eso es todo.”
Para las hadas soldado, la muerte siempre está acechando. Están conscientes de la naturaleza inestable de sus propias vidas, y por eso tienden a no afligirse cuando pierden a una amiga. Su espíritu no decae por la muerte. De esa forma, su efectividad como armas no se degrada.
“Hey, hey, ¿alguien sabe a dónde fue Nygglatho?” Lakhesh entró al cuarto de juegos, mirando alrededor mientras preguntaba a las otras pequeñas.
“No la he visto. ¿Necesitas algo?” Preguntó Collon mientras practicaba sus candados en un oso de peluche.
“Quería preguntarle sobre las compras de este fin de semana. Las ventiscas podrían llegar pronto, así que me preguntaba si debíamos abastecernos de suministros adicionales.”
“¡Ah, ya veo! ¡No puedes pelear con el estómago vacío!”
“… si buscas a Nygglatho, probablemente esté en las montañas,” respondió Pannibal mientras pateaba una pelota contra la pared. “Cada vez que alguien no vuelve a casa, ella va ahí.”
“Ah… bien.” Lakhesh asintió.
“¿Vas a ir por ella?”
Después de pensarlo por un momento, Lakhesh respondió. “No lo creo. Si fue ahí a propósito, probablemente no quiere mostrarnos su rostro ahora. Si tratamos de verla de todas formas, puede que nos coma.”
“Definitivamente.” Collon asintió con una mirada seria.
“Una sabia decisión,” dijo Pannibal.
“… ¿Tiat?” Lakhesh dijo el nombre de la única que aún no se unía a la conversación.
“¿Eh? Ah, ¿qué? Perdón, no estaba escuchando.” Tiat, quien estaba recostada en el piso con todos sus miembros extendidos, se sobresaltó cuando escuchó su nombre.
“¿Pasa algo, Tiat? Últimamente tu mente parece estar en otra parte.”
“Nnnn.” Tiat estaba consciente de eso, pero luchó para encontrar una respuesta. “… en realidad no lo sé. Mi cabeza está como vacía.”
“¿Es por Chtholly?” Preguntó Lakhesh.
Tiat sintió un agudo dolor en su pecho, pero no pudo comprender por qué. Así que decidió ignorarlo.
“¿Tal vez? No lo sé…” Tiat se encogió de hombros y esquivó la pregunta.
Lento pero seguro, el tiempo pasó. Un día, luego otro, y otro. El flujo del tiempo siguió adelante, indiferente de conceptos como la vida y la muerte.
Sin importar cuanto mirara, Willem no podía ver irregularidades en el flujo mágico de Chtholly. Tratando de ignorar el dolor resultante de usar la visión de hechizo, tomó la pequeña, pálida y helada mano de la chica. Gentilmente masajeó algunos puntos en su palma cerca de la base de los dedos.
“– Hace mucho tiempo, había un tipo que se desmayó por un terrible caso de envenenamiento por Venenum y nunca despertó. Esta técnica finalmente lo sacó del coma. Corrige el flujo poco a poco, sin sobre estimular el cuerpo…”
Willem sabía que no tenía sentido hacer esto. A diferencia de su camarada que se salvó, Chtholly no tenía problemas con el Venenum en su cuerpo. No había puntos donde el flujo tuviera que corregirse. La causa de su sueño era algo muy diferente.
Sin importar qué técnicas intentó Willem, ella no mostraba signos de mejoría. Pero él no podía evitar seguir intentando. Puede haber algún efecto, incluso si es pequeño. Se aferró a esa tenue esperanza que ni siquiera podía ser llamada una posibilidad. Para apartar sus ojos de la horrible realidad, él tenía que seguir intentándolo.
Él nunca pudo decir ‘bienvenida a casa’.
Él nunca pudo escuchar ‘estoy en casa’.
Él se dejó llevar por la fantasía de que existía algún método que podría salvarlo de ahogarse en su mar de remordimientos.
“Willem.” Una voz lo llamó desde atrás.
“… hey, parece que ha pasado un tiempo, Nygglatho.”
“Supongo. Lo siento, estuve fuera por un tiempo. Siempre que alguien muere, siento que mi corazón se va a romper. Entonces me siento rara por estar tan triste, como que debería estar acostumbrada a esta altura, pero no quiero pensar sobre eso y mi cabeza se vuelve un desastre. Así que normalmente me dirijo tierra adentro y me desquito con algunos árboles y osos.”
Willem sintió pena por esos árboles y osos.
“Es raro, ¿huh? Cuando me pongo así, mi apetito desaparece, incluso cuando una carne tan suave y deliciosa está sentada justo enfrente de mí…”
“Bueno, supongo que eso significa que ya no eres apta para ser un Troll.”
“Tal vez. Me pregunto si puedo convertirme en algo más.” La Troll usando su vestimenta habitual sonrió débilmente. “Estoy cansada de llorar y enojarme por mi cuenta.” Rastros de cansancio se mostraron en su rostro. “Sé que es terrible, pero estoy algo feliz de que estés por aquí para llorar también. Ya no estoy sola.”
“De verdad es terrible, pero me siento de la misma forma.” Willem se sintió salvado de alguna manera por la aparición de Nygglatho.
“– Hay algunas cosas de las que me gustaría hablar. ¿Vendrías conmigo?”
“¿Algo que no podemos hablar aquí?”
“No creo poder hacerlo. Y creo que sería difícil para ti también.”
Willem entendió lo que quería decir. “¿Puedo escapar de esto?”
“Si quieres hacerlo, no te detendré.”
Ahh, maldición. Ahora no podía escapar.
La habitación de Nygglatho estaba oscura.
Sentado ahí, Willem notó algunas cosas por primera vez: era de noche, y además estaba lloviendo.
“Lo lamento, esta es la única lámpara que todavía tiene aceite,” dijo Nygglatho mientras colocaba una pequeña lámpara de lectura sobre el escritorio. Una tenue luz iluminó la sombría habitación. “¿Vino?”
“Que extraño, nunca vi nada aparte de té en esta habitación.”
“No tenemos fuego para hervir agua, y además…”
Willem podía adivinar lo que ella intentaba decir sin escuchar el final de su oración. Un poco de alcohol facilitaría un poco hablar sobre el tema.
Con un suspiro, él preguntó. “Entonces, ¿de qué querías hablar?”
“Ah–” Nygglatho hizo una pausa por un momento, como si luchara para encontrar las palabras adecuadas para expresar algo que ella no quería decir. “Tenemos que comenzar a probar qué espada es adecuada para Tiat pronto.”
“Ah…” Willem asintió. “¿Seniorious?”
“Mhm, ¿cómo supiste?”
“Si esa espada es usada o no hace una gran diferencia en el campo de batalla. Naturalmente, si su usuario es deshabilitado querrías comenzar a buscar al siguiente enseguida. Aunque… la parte de mí que automáticamente piensa en eso como algo natural me hace querer vomitar.”
“Bueno, si vomitas, al menos te palmearé la espalda mientras lo haces. Me siento de la misma forma. Pero no olvides que necesitas acostumbrarte un poco al menos. Esta no es la primera vez que pasa, y no será la última.”
“Y cada vez que pasa, los osos obtienen un duro despertar de su hibernación.”
“Hey, al menos los hago estofado.”
Eso no sonó de ninguna manera como una justificación, pero aparentemente Nygglatho pensaba diferente.
“Como sea, todo esto tiene sentido lógicamente, pero Seniorious es una espada malditamente obstinada. No será algo como ‘de acuerdo, si, por favor envía al siguiente usuario’.”
“¿Qué quieres decir?”
“En primer lugar, es una de las mejores, si no la mejor, espada sagrada jamás fabricada. Está en un nivel completamente diferente de los demás Carillones. Y normalmente, mientras más alta la calidad de la espada, más quisquillosa es al elegir a su usuario. Seniorious juzga duramente a sus candidatos.”
“¿Puedes hacer algo sobre eso con tus habilidades?”
“Por supuesto que no. Si pudiera, hubiera usado esa espada yo mismo.” Willem rió, recordando el pasado. “La primera vez que vi a Seniorious, mi maestro estaba usándola. Para ser honesto apenas recuerdo algo de esa batalla en particular. Bueno, en primer lugar apenas pude ver algo. Así de fuerte era mi maestro con Seniorious.”
Los dos continuaron hablando y hablando durante toda la noche en la pobremente iluminada habitación envuelta por las sombras.
Para aceptar la muerte de la chica.
Para dar el siguiente paso adelante.
Para prepararse para sus nuevas vidas diarias sin Chtholly que pronto comenzarían.