Parte 2: El final de un sueño, el comienzo de un sueño
En Regul Aire, profundamente dentro de los bosques de la 68º Isla Flotante, hay un almacén. De acuerdo a los documentos, es una instalación propiedad de la Guardia Alada, dentro del cual se almacenan armas muy importantes. Estrictamente hablando, esto no es mentira. Sin embargo, no da una imagen muy precisa de la situación real.
El almacén es más como un cuartel, que es lo suficientemente grande para albergar unas cincuenta personas. Almacenadas ahí, o más bien viviendo ahí, había alrededor de treinta niñas. Además, casi todos los gastos necesarios para mantener la instalación son pagados por la Compañía de Comercio Orlandri, la administradora que en realidad hace todo es una empleada de Orlandri, y el lugar incluso está marcado en el mapa como el 4º Almacén de la Compañía de Comercio Orlandri.
El sol de la mañana se alzó una vez más sobre ese almacén.
Los intensos rayos de luz del amanecer penetraron las cortinas e iluminaron la habitación. El canto de las aves podía ser escuchado claramente a través de las paredes.
Levantando la parte superior de su cuerpo de la cama, Chtholly miró en blanco al techo. Una espesa capa de niebla parecía envolver su memoria; ella no podía recordar claramente los eventos de la noche anterior.
“Nnnn…”
Ella suavemente frotó sus ojos. Un escalofrío repentino corrió por su espalda. No hacía falta decir que las mañanas de invierno son frías. Si seguía paseándose en pijamas podría pescar un resfriado.
Supongo que me levantaré. Con su cabeza aún nublada, Chtholly trató de recordar sus planes para el día. Sin embargo, eso probó ser una tarea difícil. Ella vagamente sintió que no habría batallas por un tiempo, lo que significaba que estaría libre después del entrenamiento diario. Eso era bueno. Ella necesitaba todo el tiempo y libertad que pudiera permitirse para ir tras él.
– Él.
La imagen de un joven con cabello negro apareció en su cabeza. Después de eso, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a volver lentamente a ella.
“… ah.”
Es cierto. Ella se había desmayado. Abrumada por la invasión de su vida previa, había caído en un sueño del que nunca debió despertar. Pero por alguna razón, despertó, se aferró a Willem mientras lloraba en frente de todas, entonces su estomagó resonó ruidosamente, así que Lakhesh le dio un poco de avena, ella la devoró y luego volvió a dormir.
“Ah…”
¿Qué es esto? ¿Era ella un animal cuyos únicos deseos eran comer y dormir? ¿Solo actuaba por instinto? ¿Era aferrarse desesperadamente a Willem en frente de todas uno de sus instintos? ¿Qué pasó con su raciocinio y sensibilidad? No podría haber sido más patética. Su cara se sentía como si fuera a arder en llamas.
Pero, su deseo de comer y dormir era prueba de que seguía viva. Era evidencia de que su cuerpo trataba de seguir viviendo. Cuando lo pensaba de esa forma, no parecía tan malo. Y si no lo pensaba de esa forma, ella podría morir por dentro.
Palmeando sus sonrojadas mejillas, Chtholly miró alrededor una vez más. Ella estaba en la clínica, no su habitación. Alguien probablemente había sido lo suficientemente amable para cargarla aquí después de su desmayo repentino en el pasillo. Ese alguien seguramente – no, definitivamente – era Willem, pero ella trató de no pensar mucho en eso. Una sonrisa se formó en su rostro.
Chtholly Nota Seniorious es la mayor de las hadas soldado en el almacén, una mujer adulta. Ella tenía que ser el modelo a seguir de las pequeñas. Bueno, probablemente había retrocedido unos pasos la noche anterior, pero eso solo le daba más razones para ser cuidadosa ahora. No podía dejar que vieran ese vergonzoso lado suyo nunca más. Justo cuando decidió levantarse y lavar su cara antes de que alguien la viera, la puerta se abrió.
“¿Oh?” Una mujer pelirroja entró. “Parece que fuiste capaz de despertar esta vez.”
Ella era considerablemente más alta y mayor que Chtholly, tal vez estaba alrededor de los veinte. A pesar de ser claramente una mujer adulta, su rostro tenía un aire infantil, y los volantes de su blusa y delantal solo lo hacían más prominente.
“Willem estaba realmente preocupado, ¿sabes? Él estaba como ‘tal vez ella entró en otro coma’, o ‘tal vez realmente no despierte esta vez’, y dijo que se quedaría a tu lado hasta que despertaras, así que lo eché.” La mujer entró a la habitación, abrió las cortinas, regó las flores y cambió el calendario. “Bueno, tenías una gran sonrisa mientras dormías, y tu respiración y demás parecían estar bien. Hice que te trajera a la clínica solo por si acaso, ¿pero cómo te sientes ahora? No ha empeorado, ¿verdad?”
“¿Eh? Ah… um…” Le tomó un momento a Chtholly darse cuenta de que le estaban hablando. Ella miró en blanco a la mujer y parpadeó. “¿Ny… glatho?”
“¿Eh?”
“Ah, nada.” Chtholly agitó sus manos intentando alejar la pregunta. Es cierto. El nombre de la mujer es Nygglatho. Ella fue enviada aquí por la Compañía de Comercio Orlandri para administrar el equipamiento en este almacén. Ella cuida de nosotras.
“¿Qué pasa? ¿Sigues medio dormida?”
“Sí, supongo.” Su cabeza aún no parecía funcionar completamente. Aparentemente, el sol de la mañana y el nombre de Willem no fueron suficiente para despejar su niebla mental. “No pasa nada, solo me siento un poco fuera de mí. Iré a lavarme la cara–”
“¡¡Chtholly!!” La puerta entreabierta repentinamente se abrió por completo con un gran golpe. “¡Chtholly! ¡No eres un fantasma!” Una pequeña niña de cabello verde voló como una flecha y se aferró a Chtholly.
“¡¿Ah?!”
“Hey, no seas tan brusca. Ella acaba de recuperarse de su enfermedad.” Una segunda niña con cabello purpura se aproximó un poco más calmadamente.
“Tiat… Pannibal.” Chtholly dijo sus nombres, como asegurándose de que aún los recordaba. Ella miró abajo a la niña que abrazaba su estómago.
“Mis disculpas, Chtholly. Tiat nunca pudo calmarse mientras estabas rota. No creo que haya sido capaz de dormir mucho anoche tampoco,” explicó Pannibal.
“¿Es verdad eso?” Chtholly preguntó a Tiat, pero no recibió respuesta. Ella tocó la cabeza de la niña, pero aún nada. Ella entonces tomó la cabeza de la niña y la inclinó arriba solo para descubrir que Tiat se había dormido mientras la abrazaba. “Supongo que sí.” Parecía que Tiat realmente no había dormido mucho la noche anterior. “No fue capaz de calmarse después de pensar en la muerte de alguien, ¿huh?” Y también, la entristeció un poco. “Has crecido, Tiat.”
Las Leprachauns son almas de niños que murieron demasiado jóvenes y fueron incapaces de comprender la muerte. Ellas no están estrictamente vivas, y por ello no tienen el instinto de temer a la muerte. Lo que significa que no lloran la muerte de otros.
Pero todo eso solo se aplica a cuando son jóvenes. Cuando las hadas crecen, sus corazones y mentes cambian también. Para el momento en que se desarrollan por completo y van al campo de batalla, son bastante capaces de entender la muerte. Sus mentes son capaces de reconocer la pérdida permanente y la inmensa tristeza que acompaña ese fenómeno.
Para una persona normal de una raza normal, eso se llama crecer. Es algo por lo que alegrarse. Pero para las Leprachauns, es sufrimiento. Ellas nacen y son criadas con un solo propósito: ser consumidas en el campo de batalla. Afligirse cada vez que una de ellas cumple con su destino seguramente abrumaría sus corazones. Como resultado, muchas hadas pretenden no notar los sentimientos que se aferran en su interior. Los descartan como una carga innecesaria. Los suprimen como si fueran algo que superar.
Si Tiat elige un camino diferente, si decide enfrentar sus sentimientos de frente, entonces seguramente le aguarda un gran sufrimiento en su futuro.
“Está bien estar feliz por su crecimiento.”
Sorprendida, Chtholly miró arriba y vio a Nygglatho parada ahí con una amable sonrisa. “¿Estaba pensando en voz alta?”
“Puedo notar eso al menos. ¿Cuántos años crees que he estado aquí cuidándolas?”
… Ah, es cierto. Lo que Chtholly ahora sentía por Tiat eran los mismos sentimientos que sus mayores una vez tuvieron por ella. Y Nygglatho siempre había estado ahí cuidándolas.
“Como sea, supongo que dejaremos a Tiat descansar aquí. Ibas a… lavarte la cara, ¿verdad?”
“Ah, sí.”
“Después de eso, deberías pasar por la cafetería para comer el desayuno y mostrar tu rostro sonriente a todas. Entonces vuelve aquí,” dijo Nygglatho. “Te ves bien, pero no podemos ser descuidadas. Hay un límite a lo que podemos hacer con el equipamiento que tenemos, pero al menos haremos un examen físico básico.”
“Ah…” Por supuesto. ¿Por qué no lo había pensado? Como se esperaba, su cabeza aún no funcionaba apropiadamente. Ella tenía que despertar. “Bien, haré eso.” Ella separó a Tiat y la acostó en la cama. Entonces, Chtholly palmeó sus mejillas y se dirigió a la puerta.
“… ¿hm? ¿Qué es eso?” Preguntó Pannibal, señalando el cabello de Chtholly.
En medio de su cabello largo y azul, estaba mezclado un único mechón rojo.
“¿Eh? ¿Qué es esto?”
Chtholly intentó frotarlo, pero el color permaneció. Ella intentó tirar de él, pero estaba pegado a su cabeza como el resto de su cabello. Ella lo examinó una vez más a la luz, pero era claro que el rojo era simplemente el color natural de esas hebras, no algún tipo de tinte.
“Tal vez es un efecto residual del coma. No creo que sea algo para preocuparse. Hay algunas especies cuyo color de cabello cambia con las estaciones o su crecimiento, ¿sabes?” Interrumpió Nygglatho. “De todas formas es un color bonito, así que creo que estará bien.”
¿Realmente lo estará?
A Chtholly nunca le gustó mucho el color de su cabello, así que si iba a cambiar no era como si le molestara. Solo unas pocas hebras de cabello rojo no arruinarían su atuendo ni nada. Además…
“Estoy segura de que Willem diría que le gustas justo como eres.”
“¡Deja de leer mi mente!” Gritó Chtholly.
¿Qué soy? Pensó Chtholly para sí misma.
La respuesta parecía simple, pero complicada al mismo tiempo.
Una Leprachaun. Un espíritu que falló en morir apropiadamente. Una forma de vida que no estaba viva. Un arma hecha para sacrificarlo todo y proteger a los vivos.
Ella estaba en sintonía con el Arma Excavada Seniorious. Quince años de edad. Lugar de aparición: dentro de los bosques de la 94º Isla. Duración del amor no correspondido: casi un mes.