Parte 3: El lagarto de corazón joven
Hay dos tipos de personas en este mundo: aquellos con los que puedes relajarte bebiendo una taza de té, y todos los demás.
Willem estaba en el restaurante habitual en el pueblo de la 68º Isla Flotante. El hombre bestia dueño de la tienda estaba tan aterrado que Willem sintió pena por él. Tal vez sea necesaria una disculpa más tarde, pero el pobre tipo tendría que aguantarlo un poco más.
“No sirven té aquí, así que nunca puedo decidir qué beber…” Dijo Nygglatho mientras miraba el menú.
“Yo tomaré agua medicinal,” declaró el enorme Reptrace sentado en una silla demasiado pequeña para su enorme cuerpo.
“Ah… yo tomaré un café,” dijo Willem.
“Entonces tomaré lo mismo… ¿puedo ordenar algo de comer también?” Sin esperar por sus respuestas, Nygglatho llamó al chef, le dijo lo que iban a ordenar, e incluso añadió una completamente innecesaria broma al final. “Si tardas demasiado con nuestro pedido, te comeré.”
Todo el pelaje del dueño se erizó de repente, y Willem podía ver que su rostro estaba completamente pálido, a pesar de que era físicamente imposible ver a través del pelaje.
“Hey, no estés amenazando a las personas de esa manera.”
“No estaba amenazándolo. Era solo una pequeña broma para animarlo,” protestó Nygglatho.
“De acuerdo, hay una librería en esa esquina. Hoy es el día en que finalmente comprarás un diccionario del lenguaje común.”
“¿Otra vez con eso?”
“Solo intento ayudarte.”
Mientras Willem y Nygglatho discutían, Limeskin abrió su boca y dejó salir una feliz carcajada. “Veo que ustedes dos son muy cercanos ahora.”
“En realidad no,” respondió Willem.
Para aprender sentido común, uno debe empezar por reconocer qué no es sentido común. Para corregir los malentendidos de esta señorita Troll, alguien debe estar junto a ella y lo que está bien y lo que está mal. Simplemente resulta que Willem es el único en posición para hacerlo, y eso es lo que estaba haciendo. Solo eso, nada más.
“… bueno, como sea, ¿para qué es la reunión de hoy? Supongo que no llamaste a este enorme lagarto aquí solo para que disfrutara de unas vacaciones.”
“¿Oh? ¿Así que notaste que no estoy aquí por asuntos oficiales?”
“Cualquiera lo notaría con solo verte.”
En retrospectiva, Willem sintió que se había estado topando con Limeskin bastante seguido. En la cima de la Torre Garakuta en la 28º Isla. El distrito portuario en la 68º Isla. Los cuarteles generales de la Guardia Alada en Corna di Luce. Todas esas veces lo había visto usando su (probablemente hecho a medida), uniforme del ejército. La imponente apariencia que daba su enorme cuerpo en conjunto con su uniforme del ejército había dejado una fuerte impresión en Willem.
Sin embargo, su apariencia ahora…
“¿Qué clase de moda es esa?”
“Mi hija lo eligió. Estoy bastante complacido con esto también.”
“… Ya veo.”
Era… casual por decir algo. El lagarto llevaba una chaqueta de cuero sobre una sencilla camisa de lino. Unas cuantas cintas decorativas que podrían gustarle a jóvenes orcos estaban cosidas a sus hombros. En conjunto, combinado con el color blanco lechoso de su piel, o más bien escamas, su atuendo daba una impresión verdaderamente incómoda. De vez en cuando Willem podía ver como todo encajaba bien, pero otras veces… simplemente no.
“Ella se parece a su madre, con glamorosas escamas y un hermoso rostro.”
“Nunca pregunté…”
Willem ni siquiera sabía que tenía una hija. Aunque si Limeskin iba a comenzar a alardear sobre su hija, será mejor que se prepare para un contra alardeo. Bueno, sus hijas no eran exactamente hijas biológicas y él no iba a comparar su apariencia con un lagarto, pero Willem definitivamente ganaría esa batalla. Sin embargo, decidió quedarse callado, anticipando que tal conversación podría terminar mal.
“Willem, tu deseo de alardear sobre tus hijas está escrito por todo tu rostro,” señaló Nygglatho.
“Como el comandante en la anterior derrota, he sido restringido. Por un corto período, no podré usar mi uniforme.”
“Un castigo bastante ligero.”
La derrota a la que Limeskin se refería era la batalla en la cual la 15º Isla cayó. Considerando la gran responsabilidad que debería haber venido con una derrota de tal escala y el ligero castigo que recibió, Willem imaginó que la restricción debe ser solo para aparentar. Si estaba dirigida al resto de la Guardia Alada o al público en general él no lo sabía, pero la ausencia de severas consecuencias debe ser una forma de esconder toda la información clasificada referente al incidente.
Una organización es como un ser vivo. Para seguir viviendo, muchas cosas irrazonables deben llevarse a cabo. Según Willem podía ver, esos aspectos molestos no habían cambiado mucho en quinientos años.
“No necesito compasión. El cuerpo de un guerrero ocasionalmente requiere descanso. Estoy disfrutando mi tiempo libre.”
Eso era bastante obvio para Willem. El anciano (o eso era lo que creía Willem), estaba visiblemente emocionado por esta rara oportunidad de usar algo nuevo y relajarse.
Nygglatho aclaró su garganta. “Vayamos al punto.”
Ah. Aunque él mismo fue el que preguntó, Willem olvidó que realmente tenían cosas que discutir.
“Primero, quiero hablar sobre qué hacer con Chtholly de ahora en adelante. Su condición actual no tiene precedentes en el almacén de hadas.”
“Hm.”
Cuando Nygglatho comenzó a hablar, la comida que habían ordenado fue traída a ellos en bandejas que temblaban violentamente. Una extremadamente olorosa taza de agua medicinal, dos tazas de café, y una orden de sándwiches con gruesas tiras de tocino en ellos.
“Ya que las hadas son consideradas armas, no hay un protocolo oficial para su retiro o darlas de baja. De acuerdo a los documentos, ella sigue siendo un hada soldado, incluso si ella ya no es un hada. Quiero hacer un acuerdo con la compañía y el ejército para retirarle de las líneas frontales.”
“Así que ella ya no es un hada – ¿es cierto eso?”
La pregunta de Limeskin era muy razonable. No muchas personas lo creerían si escucharán que alguien repentinamente cambió por completo su raza. El mismo Willem aún lo encontraba difícil de aceptar. Sin embargo…
“Lo comprobamos muchas veces, pero el resultado es siempre el mismo.”
Cuando es dicho por la persona que hizo el descubrimiento, quien debe haber dudado y cuidadosamente reconfirmado más que nadie, se volvía algo imposible de negar. Era necesario abandonar el sentido común.
“¿Podemos cambiar el sistema por completo de alguna forma? Obviamente no es adecuado para cubrir la situación actual,” preguntó Willem.
“Tomaría mucho tiempo para que tal cambio se efectuara. Podrían ser años. Y si ella recibe una orden para ir a la batalla durante ese tiempo, todo será en vano.”
“Puedo hacer algo con las ordenes hasta cierto punto,” remarcó Limeskin.
“De acuerdo. Entonces te pediré que por favor hagas lo que puedas hasta ‘cierto punto’. Quería preguntarte en persona, por eso te hice venir hoy.”
“El soldado dentro de mí no puede responder a una petición tan injusta,” dijo Limeskin antes de tomar un sorbo de su agua medicinal.
Él tenía un aire de dignidad a su alrededor, como el de un sabio anciano, completamente contrario a su atuendo juvenil. Willem se preguntó qué tan viejo era en realidad. La gran variación en el tamaño corporal de los Reptraces es debido a diferencias individuales en la edad en la que dejan de crecer. Dado que Limeskin era gigantesco, debe haber pasado bastante tiempo creciendo. Él también tiene el rango de Primer Oficial y aparentemente tiene una hija, así que Willem imaginó que ha vivido por bastante tiempo.
“Sin embargo, ahora mismo soy un ciudadano de vacaciones. Acepto tu petición con todo mi corazón y alma.”
“Gracias.” Nygglatho dio un breve suspiro de alivio.
La Nygglatho sentada frente a Willem de alguna manera parecía más madura de lo habitual. La rodeaba un aura diferente a la que tenía cuando estaba en el almacén jugando con las pequeñas. Con ellas, parecía una hermana muy mayor o una joven madre.
“… entonces al escucharlos ahora, acabo de notar algo…” Willem no le gustaba mucho la forma en que los adultos hacían las cosas, y él tampoco era particularmente bueno en eso. Pero eso probablemente también era verdad para sus dos compañeros, así que Willem imaginó que no era momento de preocuparse por ese tipo de cosas. “El Gran Sabio. ¿Qué conexión tiene con el ejército?”
Los hombros de Limeskin temblaron ligeramente. “Él es el máximo consejero de la Guardia Alada. Prácticamente no tiene autoridad formal, pero sus palabras tienen mucha influencia.”
“Perfecto. Reporta al ejército para que su máximo consejero lo escuche: ‘El Técnico Segundo de Armas Encantadas ha elegido al hada soldado Chtholly Nota Seniorious como un raro sujeto experimental para aclarar el misterio de la naturaleza de las Leprachauns’.”
Nygglatho parpadeó confundida. “¿Experimento? ¿Qué quieres decir?”
“El Técnico de Armas Encantadas es una posición de investigación, ¿verdad? Entonces obviamente tengo el derecho de solicitar materiales y recursos necesarios para mi investigación. Sé que es solo un título y lo que sea, pero aun así debería ser capaz de al menos hacer una solicitud. Y si se lleva a cabo, eso al menos asegurará que Chtholly sea tratada diferente a las demás hadas por el momento.”
“Eso es si se acepta. Además, el Gran Sabio, ¿no es el de la leyenda del nacimiento de Regul Aire? ¿Por qué hablas de él ahora?”
“Él es un viejo amigo. Estamos acostumbrados a hacernos peticiones ridículas.”
Nygglatho miró a Willem como si fuera un vagabundo demente. Aparentemente, ella no estaba convencida. Bueno, no es como si Willem necesitara que ella le creyera de todas formas.
“¿Cuál será el contenido de dichos experimentos?” Preguntó Limeskin.
“Una observación de como la remoción del campo de batalla afecta el proceso de recuperación de la destrucción de la personalidad. Medicina especializada será administrada de ser necesario. Diles eso.”
“… ¿entonces en otras palabras?”
“Sácala del campo de batalla y haz su vida normal, una vida cotidiana. Tal vez puedas pedir algunos fondos para las compras para el almacén mientras estás en eso.”
“Si tu plan llega a oídos del Gran Sabio, ¿el camino se abrirá?” Preguntó Limeskin en su extraño dialecto.
“Exacto.”
Las diferencias entre Willem y el Gran Sabio fueron obvias en su conversación en la 2ª Isla. El Gran Sabio era el guardián de Regul Aire y por lo tanto veía el panorama completo a largo plazo. A causa de eso, puso sus emociones a un lado y veía a las hadas simplemente como poder militar. Si no fuera capaz de hacer eso, Regul Aire habría caído hace mucho tiempo. Willem respetaba eso, pero él mismo nunca sería capaz de aceptar tal cosa, y tampoco quería ser capaz de hacerlo.
Desde la perspectiva del Gran Sabio, aunque Chtholly era el usuario de Seniorious, ella sigue siendo solo un hada y no merece ningún tratamiento especial. Para poder continuar protegiendo al mundo, él necesita un sistema que pueda mantener el poder militar necesario a largo plazo. Willem predijo que, cuando se enfrente a la solicitud, el Gran Sabio juzgaría que no deberían poner innecesariamente tantos recursos solo por un hada, quien probablemente ni siquiera pueda volver a pelear.
“Cuando es necesario, él es un tipo serio. Incluso si no quiere hacer algo, siempre encuentra y ejecuta la mejor solución posible para la situación que enfrenta. Así que la mejor forma de hacer que él elija una cierta opción es añadir algo de valor para él. Si le pido que me deje el cuidado de Chtholly, él probablemente aceptará. No creo que deje pasar tan fácilmente una oportunidad para endeudarme con él.”
“… ¿eh? ¿No estabas bromeando cuando dijiste que eran viejos amigos?”
Ignorando a Nygglatho, Willem continuó. “El verdadero problema es que Chtholly ha estado actuando un poco raro últimamente y también el poder militar restante sin Chtholly. La carga será demasiado grande para Ithea y Nephren con solo ellas dos–” Él dudó antes de terminar. “– Necesitamos que Tiat esté lista para la batalla pronto.”
“Oh, sobre eso.” Nygglatho levanto su mano y su expresión se oscureció. “Fuimos contactados por la Compañía de Comercio Orlandri esta mañana. La expedición a la superficie fue atacada por una enorme Bestia, y la aeronave Saxifraga ha caído.”
“¿Huh?”
“Hm…” La expresión de Limeskin también se volvió sombría… probablemente. “¿Las guerreras pelearon honorablemente?”
“El ataque ocurrió por la tarde, justo antes de que despegaran. Las dos repelieron exitosamente el ataque y, afortunadamente, quedaron exhaustas pero no heridas. Pero desafortunadamente, actualmente están atoradas en la superficie día y noche. La situación se ve bastante mal,” explicó Nygglatho.
“Ya veo. ¿Así que imagino que debemos mandar un par de alas para recogerlas?” Preguntó Limeskin.
“Probablemente. Pero las grandes naves capaces de descender a la superficie son pocas. Tal vez tome algo de tiempo para preparar una.”
“Como apuñalar una escama de dragón con una aguja, ¿huh? Espero que permanezcan a salvo.”
Willem no tenía la más mínima idea de por qué los dos repentinamente comenzaron a hablar de una misión de reconocimiento o lo que sea. Hasta donde sabía, ellos estaban hablando del poder militar restante en el almacén de hadas. ¿Cómo se relacionaba una expedición enviada por la compañía a hacer reconocimiento en la superficie con eso? Él estaba completamente desconcertado.
“Esperen un segundo. Exijo una explicación.”
La Troll y el Reptrace voltearon hacia Willem.
“¿Explicación? ¿De qué?”
“Tú sabes, de por qué repentinamente comenzaron a hablar sobre la superficie. Quiero decir, seguramente encontrar un nuevo Carillón sería bueno, pero eso no cambia el hecho de que la carga de Ithea y Nephren será demasiado grande.”
“¿Por qué?” Nygglatho estaba completamente desconcertada. Ella miró hacia arriba y pensó por un momento.
No era extraño que Nygglatho repentinamente comenzara a actuar extraño, y Willem se había acostumbrado a eso, pero no era ni el momento ni el lugar para tales rarezas.
“¡Aha! Ya veo. Cierto, cierto. Solo ha pasado un mes desde que llegaste.” Nygglatho rió alegremente. “Me he acostumbrado tanto a ver a nuestro desesperado y extraño padre por aquí que lo había olvidado.”
“Hey, retira lo de desesperado y extraño.”
“¿Así que aceptas la parte de padre?”
“Solo dime. ¿De qué estaban hablando?”
“Hmm, veamos… ¿cuántas hadas soldado completamente desarrolladas crees que hay en el almacén?”
“Excluyendo a Chtholly, tres. Si no cuentas a Tiat por no tener espada, entonces dos.”
“Nop, la respuesta correcta es cinco. Ithea, Nopht, Nephren, Rhantolk, y por último Tiat.”
Willem miró al techo y pensó por un momento. “Hay dos nombres que no reconozco. ¿Dónde se han estado escondiendo?”
“Deberías saberlo por nuestra conversación. Por ahí.” Nygglatho apuntó con su dedo hacia abajo.
Willem no podía ver nada sobre la mesa. No había nada en el suelo tampoco. El lugar que Nygglatho indicó con su gesto estaba muy, muy lejos. Él robó uno de los sándwiches de tocino frente a Nygglatho, lo metió en su boca, masticó un poco, tragó, y entonces puso en palabras el primer pensamiento que vino desde lo más profundo de su corazón.
“¿En serio?”
Era en serio.
La Troll y el Reptrace asintieron al mismo tiempo.