Capitulo 12: La cama de la princesa
“Bueno, es hora de comenzar a buscar una posada.”
El sol ya se había ocultado.
“Si no les importa, por favor quédense aquí. Lamento no tener nada más que ofrecerles…”
“¿Está bien?”
“A las niñas les encantaría.”
“Dicho eso, ¿dónde podemos dormir?”
“Si les parece bien, por favor usen mi cama.”
“No, no, no podemos hacer eso. Sigues estando enferma así que tienes que dormir apropiadamente.”
“Um, Seiji-sama.”
“¿Si?”
“¿No puede sacar mi cama aquí?”
“Ahora que lo pienso, trajimos tu cama.”
Todo el mundo tenía un ‘?’ sobre su cabeza. Después de hacer que Aria-san y las niñas se movieran hacia un lado, la gran cama de la habitación de Elena pareció en el centro de la habitación.
“¡Wooowww! ¡Magia!”
“Increíble, que enorme cama…”
Las niñas daban vueltas emocionadas por la aparición de la enorme cama.
“Con este tamaño, ¿no podrían Aria-san, Elena y todas las niñas dormir en ella?”
“Bueno si, sin embargo, ¿qué hay de usted, Seiji-sama?”
“Yo tomaré prestada la cama de Aria-san en su lugar.”
Al final pasamos la noche en la iglesia, metiendo a las emocionadas niñas en la cama de Elena.
Cuando desperté a la mañana siguiente, Aria-san se había recuperado por completo.
Dado que Aria-san acababa de recuperarse, le dijimos que no saliera de la cama y decidimos ayudar con los quehaceres.
Miinya salió a comprar más pan, Elena y las niñas hicieron la limpieza y el lavado, y yo estaba a cargo de cocinar el desayuno, pero estaba en problemas con mis ingredientes restantes. Había tazones de fideos, fideos instantáneos, comida enlatada y comida envuelta en plástico, el tipo de cosas que eran para mí solo.
Sin muchas opciones, usé [Lechuga], [Tomate] y otros vegetales para preparar una [Ensalada]. El aderezo de la ensalada es mi favorito, [Aderezo de Sésamo].
Después de eso, dividí mi única caja de [Cereal] entre el número de personas que teníamos. Pondremos la leche cuando lo comamos.
Después de que Miinya volviera de comprar el pan, Aria-san llamó a todas para comer el desayuno.
A Elena y Aria-san parecía gustarles mi ensalada, comiéndola con satisfacción.
A las niñas parecía gustarles el [Cereal], o mejor dicho la [Leche], comiéndolo junto con pedazos de pan mojados en la leche.
Cuando terminamos el desayuno, les dije a todas que era hora de irnos a casa.
“¡¿Eeeh?! ¿Onii-san se va?”
“¡Por favor quédense!”
“¡Pueden vivir aquí con nosotras!”
Las niñas gritaron unánimemente.
“La próxima vez que pase por aquí, traeré más comida deliciosa. Hasta entonces, sean buenas niñas y ayuden a Aria-san.”
“Si… de acuerdo… pero, ¡tienes que volver! ¡Es una promesa!”
“¡Claro, es una promesa! Además, Aria-san. Con esto, por favor dales a las niñas algo bueno de comer.”
Entregué a Aria-san una moneda de oro de 100 Aurums.
“¡No puedo aceptar todo este dinero!”
“Este dinero es para las niñas. No quieres que vuelvan a sentir hambre, ¿verdad?”
“Entiendo. Muchas gracias. Todo lo que han hecho, nunca podré olvidar su amabilidad.”
“Bueno, está bien si lo recuerdas hasta la próxima vez que vengamos.”
“¡De acuerdo!”
Podríamos haber usado [Teletransportación] ahí mismo, pero no quería arruinar las sombrías despedidas así que caminamos fuera de la iglesia mientras nos despedíamos de Aria-san y las niñas.
“Las niñas eran lindas, ¿verdad?”
“Si, la próxima vez que vengamos, tenemos que traer mucha comida deliciosa.”
“¡Si!”
Después de un rato, encontramos un callejón desierto. Es mejor que no mucha gente presencie la [Teletransportación].
[Muy bien, usemos [Teletransportación] para ir a mi mundo. ¡Agárrate de mí!”
“¡Sí!”
Elena me abrazó.
¡Es suficiente con tomarnos de la mano, pero por qué el abrazo!
Bueno, no puedo decir que no me haga feliz.
“¡[Teletransportación]!”
Imaginé la entrada de mi casa e invoqué [Teletransportación].