Capitulo 8
Norte del Continente Oscuro.
El desierto congelado donde la vida no crece.
En esa tierra donde la nieve y el hielo siempre están cayendo, hay una sola pequeña montaña.
Alrededor de la cima de la montaña, un hombre estaba de pie luciendo melancólico.
Con su corto cabello plateado, que parecía fundirse con el hielo, tenía cejas finamente arregladas y hermosos ojos azules. Su piel era blanca, y aunque era delgado, tenía una musculatura apropiada. Haciendo que su armadura celeste hiciera un pequeño sonido, golpeó su gran espada en su hombro luciendo aburrido.
Con solo ese físico y comportamiento, uno podría decir que este hermoso hombre poseía una fuerza extraordinaria.
… Sin embargo, si uno fuera a mirar la escena completa, uno probablemente podría notar su fuerza incluso sin observarlo tan de cerca.
La montaña en la que estaba sentado desde hace rato.
Esa no era una montaña, sino algo construido con cadáveres de Mazoku.
Cuando el hombre miró hacia el centro… en dirección hacia donde estaba el Castillo del Rey Demonio, suspiró.
“Santo cielo… se siente como que, estoy siendo manipulado bastante bien.”
El hombre, era un Majin que existía desde tiempos antiguos.
Se dice que su nombre es, Altejio.
Al este del Continente Oscuro– Una tierra mayormente cubierta de árboles, un lugar que era profundamente verde.
En lo profundo del Bosque Lulugal que estaba extremadamente profundo en esa área, se estaba alcanzando una conclusión.
“¡Volcanion! (gran llama explosiva)”
“¡Voltenics! (pistola de rayos)”
Un retorcido y comprimido ataque de rayos atravesó el centro de una explosión a gran escala que fue acompañada de llamas.
La pelea que continuamente hizo volar el Bosque Lulugal finalmente se detuvo con esa explosión causada por esos dos hechizos.
“Fu… fufu. Parece que es mi victoria.”
Era la Majin con la que Orel se encontró.
Con cabello largo y dorado y estrechos ojos azules. Sin embargo, su blanca piel estaba ligeramente sucia por la feroz batalla, y el daño en sus ropas con blanco como color base resaltaba a la vista.
Se podía ver que la Piedra Mágica que estaba fijada en su pendiente había perdido su brillo.
La Majin que se había visto obligada a usar su carta del triunfo– Fainell expresó una sonrisa satisfecha a pesar de eso.
Ella ya había cazado a la mayoría de la gente fuerte.
Fainell tenía confianza en que no habría nadie que objetara que ella era la más fuerte en el este.
Todo eso mientras no sabía que era el resultado de bailar en la palma del Rey Demonio Vermudol.
Y entonces, en el sur del Continente Oscuro.
En esta tierra donde los débiles son carne para ser consumida por los fuertes, el choque de los poderes de las clases más fuertes en el Continente Oscuro estaba progresando.
“¡NUOOOOOOO!”
“¡UOOOOOOOO!”
Dos gigantescos Golems Antiguos estaban intercambiando golpes.
“Malditos idiotas… ¡Piérdanse!”
Un aliento de dragón que danzó en el cielo consumió a los Golems Antiguos que estaban intercambiando golpes.
Además, un gigantesco lobo dorado que estaba corriendo por el suelo saltó hacia el dragón.
Esta situación que podría perfectamente ser llamada una fiesta de kaijuu gigantes se estaba convirtiendo en una gran y feroz batalla, con oscilaciones y mega volúmenes que harían que los Goblins por todo el Continente Oscuro temblar violentamente.
“… Bueno, es más o menos así. Más bien, el sur, jeez, ¿por qué no mostraron esa fuerza cuando los Héroes estaban aquí? Creí que iba a ser arrastrado y morir o algo.”
El Castillo del Rey Demonio.
Aunque tenía la premonición de que se convertiría en algo como el [Anterior Sitio del Castillo del Rey Demonio] si no era reparado pronto, el Rey Demonio Vermudol recibió el reporte de Orel ahí.
Era prácticamente lo que había predicho, y el sacrificio estaba siendo completado.
La transición al nuevo sistema estaba progresando firmemente… pero.
“¿Qué hay del oeste?”
La parte occidental del Continente Oscuro.
La parte occidental en la que el grupo del Héroe había aterrizado y pisoteado antes, era ahora un lugar increíblemente poblado de laberintos incluso para el Continente Oscuro.
Eran los ciudadanos de los llamados Majin de las cuevas que eran encerrados que no darían un paso afuera, pero Orel suspiró y encogió exageradamente sus hombros.
“Es la perfecta imagen de la paz. Ni siquiera salen de sus cuevas. Supongo que está al nivel de solo los Beastia teniendo peleas a puñetazos.”
En la parte occidental el miedo de cuando el Héroe aterrizó aún estaba firmemente arraigado, proteger el cuerpo de uno en un laberinto se había convertido en el estándar. Incluso era el lugar de nacimiento de la broma ‘si das un paseo afuera, el Héroe vendrá’. Por esa razón, les gustaría ser excusados de un estatus con el que tendrían que pararse y afrontar la mayor parte del ataque si el siguiente Héroe fuera a venir… ese era el sentido común de los Majin de la parte occidental.
Sin embargo, para Vermudol, eso era problemático.
Siendo honestos, Majin que se dieran por vencidos creyendo que no podían ganar contra el Héroe no eran necesarios.
Si fueran Majin cuyas cabezas funcionaran un poco, notarían que esta vez, el nacimiento de Vermudol sería el punto de inflexión del continente, y probablemente se moverían habilidosamente.
Sin embargo, no hubo ningún tipo de cambio que pudiera ser visto en la parte occidental.
“… Pero bueno, supongo que eso no es sorpresa.”
“¿Qué vas a hacer?”
Cuando Orel lanzó una pregunta a Vermudol que estaba sentado en el trono murmurando, Ichika, que había estado esperando a su lado, respondió en su lugar.
“No es ningún problema. El problema del oeste seguramente será solucionado dentro de poco.”
Orel mostró un signo de interrogación en su rostro por esas palabras.
Era porque él no creía que esos Majin occidentales que estaban obsesionados con el oportunismo y la defensa no agresiva cambiarían con el tiempo.
Sin embargo, si Ichika era la que lo decía, Orel no tenía intención de ir en su contra.
“Bueno, supongo que está bien si tú lo dices.”
Vermudol rió mientras se cubría la boca con su mano ante Orel que expresaba su insatisfacción con un rostro que parecía dudar si decir algo.
“Ahh, perdón, perdón. No te lo expliqué, ¿no es así?”
“¿Explicar qué?”
“Ahh. La dirección occidental… he tomado medidas en ella.”
Orel dio una respuesta a medias a las palabras de Vermudol.
Dijo que había tomado medidas, pero él no creía que pudiera hacerse algo sobre los Majin que no abordaban ni siquiera cuando la fama era balanceada frente a ellos.
Sin embargo–
En lugar de Vermudol que se hundió en el silencio, Ichika abrió su boca.
“… Nino, seguramente hará algo al respecto.”
Como era de esperarse, Orel mostró un signo de interrogación en su rostro por la palabra que no recordaba haber escuchado antes.
Ambos Vermudol e Ichika no dijeron nada más que eso.
Sin embargo, Orel solo fue capaz de entender que probablemente algo escandaloso iba a ocurrir en el oeste.