Yuusha ni Horobosareru – Volumen 2 – Capitulo 8

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Capitulo 8

“Orel huh. ¿Qué estás haciendo?”

Vermudol llamó al Majin de cabello rojo que estaba de pie en el salón de recepción en el primer piso del castillo del Rey Demonio. Al fondo del salón, había dos Mazoku que parecían estar discutiendo por algo.

“Oh, pero si es el Rey Demonio-sama. Así que ha regresado. Bueno, no es nada importante. El nuevo y ese tipo Aulokk estaban peleando con los puños.”

Escuchando esas palabras, Vermudol reflexivamente suspiró profundamente.
De hecho, que compañeros Mazoku tuvieran peleas a puñetazos no era una escena rara.
Como parte de la naturaleza de la raza conocida como Mazoku, no se les daba bien el método conocido como discusión.
Cuando intentan discutir con un compañero Mazoku con el que tienen un conflicto de intereses, al final, terminaría cuando uno de ellos, o ambos cedieran.
Una forma madura de resolverlo… Ese tipo de frase existía, pero en términos de como la tomarían los Mazoku, ellos dirían “¿Cómo que madura si al final quedan resentimientos? No me hagas reír”, y terminaría así.
Si iban a quedar resentimientos tras una discusión, entonces no quedaba otra opción que intercambiar golpes.
Si uno golpeaba al oponente, lo derrotaba y ganaba, entonces su opinión sería aceptada de inmediato, lo que lo hacía fácil de entender.
En otras palabras, los Mazoku eran una raza que intercambiaba golpes por cosas triviales.
Era por eso que la afirmación de Orel de que no era nada importante no estaba equivocada.

“… Entonces, ¿cuál es la razón?”
“Ahh, lo entenderá si simplemente los escucha.”

Después de decir eso y sonreír, Orel dio paso a Vermudol y Nino.
Cuando los dos continuaron hacia el fondo del salón, se estaba llevando a cabo una feroz pelea a puñetazos entre el recién llegado Gudion y Aulokk.

“¡Nino es miaaa!”
“¡Nino es mi compañera –de aru! ¡Resígnate!”
“¡No me jodas! ¡No soy tan estúpido para dársela a alguien recién salido de la granja!”
“En ese caso… ¡No hay de otra que hacer que te rindas con mis puños!”
“¡Adelante!”

El primero en lanzar un puñetazo fue Gudion.
Sin embargo, Aulokk esquivó el golpe, y usando ese puño como escalón, saltó.
Aulokk avanzó bombardeando a Gudion con patadas al rostro, luego escapó haciendo una voltereta hacia atrás.
Nino le dio una patada a Orel que estaba muriendo de la risa viendo el espectáculo ante él y murmuró.

“… ¿Qué es esto?”
“Qué preguntas, ah–… ¿Un harem?”

Al mismo tiempo que escuchó las palabras de Orel, Nino corrió con una velocidad que la hizo desvanecerse de su vista.
Ella dio un rodillazo en la región temporal de Gudion dejándolo inconsciente, y le dio un puñetazo a Aulokk desde el frente y lo mandó a volar.

“¡Gufuah!”
“¡Gah!”

Gudion y Aulokk se desmayaron por los ataques que no demostraron piedad, y todo acabo con la disgustada Nino siendo la única en pie.

“No lo necesito. Terminado.”
“Ah–… Sí, claro.”

Cuando Orel dijo eso y volteó la mirada hacia Vermudol, este simplemente se encogió de hombros.
Ya sea Gudion o Aulokk quien ganase, probablemente hubiera acabado con esta conclusión de todas formas.
Sin importar como terminara la situación frente a sus ojos, Vermudol intentó pensar positivamente que confirmar que Aulokk se había vuelto mucho más fuerte de lo que pensó que podría era algo bueno.

“Bueno, como sea. Parece que tendré que pensar en una forma de llegar a una conclusión además de una pelea a puñetazos.”
“Así parece. Aunque, para dignatarios tan fuertes como los Cuatro Generales Cardinales, no hay muchos tipos con los que puedan intercambiar golpes.”
“Pero pueden intercambiar golpes entre ellos, ¿verdad?”
“Cierto.”

Vermudol suspiró por la forma en que Orel lo admitió tan fácilmente.
Los Cuatro Generales Cardinales eran una asamblea de los mayores Mazoku cerebro de músculo.
Algún tipo de solución era necesaria. Una solución que no fuera la discusión.

“Me pregunto qué debería hacerse.”

Mientras Vermudol murmuraba eso, Armaduras Mágicamente Operadas estaban cargando a Gudion y Aulokk a la enfermería.
Ya que los dos tenían cuerpos grandes, serían una molestia si los dejaran en el salón de recepción por donde a menudo pasaba gente.

“… Siendo tan simple como sea posible. Pero algo que los haga usar la cabeza…”
“Eso sí que es un problema difícil.”

Orel respondió con un rostro que parecía decir que no estaba pensando en nada, y entonces fue pateado por Nino.
Justo cuando Vermudol se dirigía hacia el Salón del Trono preocupándose por el problema, resonó una voz desde la entrada abierta del castillo del Rey Demonio que anunciaba la presencia de visitantes.

“¡Todos los Cuatro Generales Cardinales están entrando!”
“Nn…”

Cuando Vermudol miró atrás hacia la voz de la Armadura Mágicamente Operada, los Cuatro Generales Cardinales estaban de pie en la entrada del castillo.
El General Septentrional Altejio, el General Meridional Raktor, la General Oriental Fainell, el General Occidental Sancreed.
Hablando del nivel de cerebro de músculo, el orden era Raktor, Fainell, Sancreed y Altejio.
En particular, el nivel de cabeza dura de Raktor incluso podría decirse que mantenía un primer lugar indiscutido en todo el Reino Zadark. Si probaba un método para resolver problemas además de una pelea a puñetazos usando a Raktor y tenía éxito, entonces todos los Mazoku seguramente serían capaces de aceptar ese método.

“Rey Demonio-sama, hemos estado esperando su regreso.”

Vermudol asintió hacia los Cuatro Generales Cardinales que se inclinaron lado a lado, y entonces dejó escapar la pregunta que repentinamente le había venido a la mente.

“¿Esto está bien? Estoy seguro de que todos están ocupados.”
“Ese no es el caso.”

Fainell respondió así, y expresó una pequeña sonrisa.

“Con la asistencia de Rokuna-dono, se hizo que se obtuvieran los máximos resultados con la mínima conexión con nosotros y oputimi… Ah–, lo oputimizó.”
“¿Oputimizó? Ahh, optimizó.”

Vermudol asintió, y envió palabras de gratitud en su mente a Rokuna que estaba encerrada en el subterráneo.
Ella era la primera de su tipo que Vermudol había creado, pero era mucho más capaz de lo que había imaginado que sería.

“En ese caso, esto es perfecto. Todos, por favor reúnanse en el Salón del Trono.”

Dejando atrás a los Cuatro Generales Cardinales, que tenían signos de interrogación en sus rostros, Vermudol se dirigió hacia el Salón del Trono.


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