Capitulo 2: Dentro de un dulce y plácido sueño
Parte 1: Padre e hija
Almaria Duffner no conocía el rostro de su madre.
Incluso para cuando ella comenzó a ser consciente de sus alrededores, su única familia era su padre.
Y ella tampoco conocía muy bien a su padre.
Él casi nunca estaba en casa. Durante el día, trabajaba intercambiando dinero, y pasaba las noches con su amante.
A veces, él regresaba al apartamento para ver a su hija, silenciosamente confirmando que seguía viva. Cuando regresaba, tomaba la oportunidad para dejar en la mesa la mínima suma de dinero posible para que ella pudiera vivir. Esa era básicamente toda la comunicación que había entre ellos.
Y así, la pequeña niña vivió por su cuenta.
Ella creció sin depender de nadie, sin poder depender de nadie.
Sucedió un día cuando ella tenía siete.
Su padre, que se había ensuciado las manos con algún tipo de crimen, fue apuñalado por un cómplice.
Y por supuesto, la niña fue echada del apartamento.
Sin ningún otro familiar, la niña fue enviada a una institución pública administrada por la ciudad de Gomag– o eso se suponía. En su lugar, ahí, un anciano (probablemente) que aparentemente había investigado los crímenes de su padre habló. Dijo que debió haber sido el destino que él estaba ahí por casualidad en ese momento y pidió permiso para traerla a su orfanato.
Ni los guardias ni los burócratas de ahí tenían razones para oponerse a la idea. Y por supuesto, la niña misma no tenía la energía emocional para dar su opinión, ya que apenas podía mantenerse al corriente con los repentinos cambios en el ambiente a su alrededor.
El anciano la llevó a un viejo edificio de madera.
Desde hoy, este es tu hogar, le dijo. Pero Almaria lo ignoró.
Y estos chicos de aquí, son tu familia– ella también dejó que esas palabras entraran por un oído y salieran por el otro. Para ella, hogar era esa pequeña habitación del apartamento, y familia era su padre, cuyo rostro raramente veía. Ella no podía entender esas nuevas entidades que tomarían sus lugares.
Un chico pareció haberlos notado y se apresuró hacia ellos.
Cuando el anciano vio quién era, le anunció al chico, Hoy tenemos un nuevo miembro de la familia.
El chico la observó.
Vaya, sí que te ves emocionada.
La chica le dio una mirada, entonces inmediatamente miró hacia otro lado. Ella no estaba en un estado mental como para hablar con nadie en ese entonces, mucho menos con niños que eran groseros con alguien que acababan de conocer.
Hey, vamos, ¿cuántos años tienes?
Ella lo ignoró.
Eh, supongo que no importa. Soy el mayor de por aquí de todas formas.
Ella lo ignoró.
Escucha, ahora que estás aquí, somos familia. Ya que soy el mayor aquí, eso me convierte en el hermano mayor. Incluso te daré un permiso especial para llamarme hermano.
Ella lo ignoró.
Cielos, no eres nada linda.
Después de un rato, el chico dejó de intentar interactuar con la chica y se fue a alguna parte de mal humor. La chica le dio una sola mirada a su espalda, entonces bajó la mirada a sus pies.
Déjame en paz, pensó ella.
Ella no necesitaba una familia. Incluso si repentinamente le daban una, no sabía cómo lidiar con ellos. Si simplemente la dejaban en paz, ella podía vivir como quisiera.
Ella vio al anciano encogerse de hombros en derrota.
Y entonces, esa noche.
Un repentino cambio de ambiente. Un estado interminable de tensión. Resistencia física y mental subdesarrollada.
Como era de esperarse, la chica enfermó.
Desarrolló fiebre alta y quedó en cama.
Su cabeza se sentía pesada, cada respiración era agotadora y el dolor atormentaba su pecho.
En su brumosa conciencia, Almaria se preguntó si este era el fin para ella.
Ella sabía lógicamente que estaba siendo demasiado pesimista. Pero el descuidado pensamiento de que probablemente estaría bien incluso si en realidad muriera pasó por su cabeza. Ahora que lo pensaba, desde un principio en realidad nunca tuvo un fuerte deseo de vivir. No sería terrible que una vida que tenía tan poco significado terminara aquí.
Entonces algo frío se posó sobre su frente.
Con su mente aún borrosa, no se dio cuenta de que era una toalla húmeda. Todo lo que pensó fue que se sentía bien. Solo un poco.
Hmph.
Aquí estás, haciéndome hacer todo esto, y ni siquiera eres linda.
Ella tampoco podía escuchar bien el insulto.
Quien quiera que lo haya dicho cambió las toallas para ayudar a bajar su fiebre. El agua de la cubeta eventualmente se volvió tibia, y él incluso fue a sacar más agua del pozo en la oscuridad de la noche.
Mientras él hacía eso, la conciencia de la chica recupero un poco de claridad.
Ella tenía la sensación de que alguien estaba a su lado.
Oh mierda, es tarde.
Ella creyó escuchar a alguien decir algo con sorpresa.
Esto es malo. Si no voy a la cama ahora, no podré levantarme en la mañana.
La persona se puso de pie. Ella no escuchó exactamente lo que estaba murmurando, pero podía darse cuenta de que estaba a punto de irse.
Su mano se movió por cuenta propia.
Sus dedos sujetaron débilmente la manga de la persona.
“–––dre–––”
Su boca también se movió por cuenta propia.
“–––o te–––Pa–––”
Ella suplicó– en una voz tan débil y temblorosa que ni ella podía escuchar lo que decía.
Ese alguien intentando irse estaba perplejo.
Después de un momento de duda, se volvió a sentar.
No te preocupes.
Tu padre está aquí. Y no irá a ninguna parte.
Ella notó su mentira de inmediato.
El verdadero padre de Almaria estaba muerto. Incluso cuando estaba vivo, él apenas le hablaba a su hija, mucho menos iba a hablarle con palabras amables.
Y aun así, la chica se aferró a la mentira.
Ella buscó la mano de su “padre” y la sujetó desesperadamente con todo lo que tenía. Ella quería que alguien estuviera a su lado, así que se apoyó en quien fuera que estuviera con ella con toda su alma y corazón. Ella buscó la calidez de un falso padre.
Y efectivamente, su cálida mano apretó con ternura la mano de la chica.
“Pa…dre…”
¿Sí?
Ella lo llamó, y él respondió.
Soy feliz, pensó ella.
Había alguien con ella cuando lo quiso. Ella incluso tuvo el retorcido pensamiento de que tal vez si eso era suficiente para hacerla feliz, entonces no había nada mejor en el mundo.
Más tarde, así fue como el chico habló sobre esa noche.
Él dijo que no era algo inusual aquí en el orfanato. Perder a sus padres y pasar por un repentino cambio de ambiente eran los principales factores que causaban que los nuevos miembros de su familia enfermaran. Él dijo que había visto como les pasaba a los niños incontables veces.
De hecho, era bastante normal que los niños llamaran a sus madres y padres cuando eso pasaba.
Todos ahí habían perdido toda la familia que conocían para luego ir a un lugar lleno de extraños. Por supuesto que no iban a estar contentos. Era irrazonable pensar que podrían simplemente pasar por todo eso como si nada. Así que por la noche, cuando estaban drenados tanto física como emocionalmente, las palabras escapaban de sus bocas. No era para nada inusual. Era un camino que todos en este orfanato habían recorrido.
Así que ella no tenía por qué pensar en ello como algo vergonzoso. Él le dijo que olvidaría todo al respecto y que ella debería hacer lo mismo… El chico agitó ligeramente su mano mientras decía todo eso.
“… No.”
Almaria rechazó su buena voluntad con tanta certeza que ella misma se sorprendió.
Él era tan cálido. Él fue tan reconfortante. Tan amable. Ella no quería pretender que un recuerdo tan preciado para ella nunca sucedió por la estúpida razón de que era de esperarse, de que pasaba todo el tiempo.
“Odiaría olvidar todo eso… Padre.”
El rostro del chico se contorsionó.
En serio, si vas a llamarme algo, sería mejor Hermano Mayor, porque no quiero ser el padre de nadie a esta edad– el chico comenzó a divagar tímidamente. En ese momento, él ciertamente no exudaba ninguna dignidad o presencia que haría que alguien quisiera llamarlo “Padre”, pero–
“Pero Willem, no me pareces nada como un hermano mayor.”
¡Si pero entonces, ¿eso no significa que soy aún menos como un padre?!
“Eso es diferente.”
¡Es lo mismo! ¿Por qué estás tan obsesionada con la idea de tratarme como tu padre?
“Bueno, eso es…”
Después de pensarlo por un momento, ella dijo:
“Un secreto.”
Como una niña malcriada, cerró un ojo y sacó la lengua.
––––––Ella abrió los ojos.
Ella pasó el tiempo mirando en blanco al techo frente a ella en la oscuridad.
Podía escuchar los suaves sonidos de aves desde el otro lado de la ventana. Va a amanecer pronto, pensó ella.
“Mm…”
Ella sintió que acababa de despertar de un largo sueño.
También sintió que todavía no había despertado por completo.
No fue un mal sueño… O al menos no se sintió como uno. Al menos, era diferente de la pesadilla que sufría cuando era pequeña.
Su cabeza se sentía pesada. No podía pensar bien.
Ella rápidamente se sentó en la cama, sacudió ligeramente la cabeza, y se puso sus pantuflas. Con la mente aún adormilada, salió de su habitación. El destartalado piso de madera crujió bajo sus pies mientras caminaba por el pasillo.
Entonces…
“Oh–”
Ella lo vio en la habitación.
Tenía un familiar cabello negro y rasgos serenos. Su alto y delgado cuerpo parecía demasiado grande para el desgastado sofá en el que estaba recostado.
“… ¿Padre?”
En ese momento, su conciencia se aclaró, como el amanecer dispersando la neblina matutina.
Ella recordó quien era, por qué había venido a esta habitación, y qué era lo que tenía que hacer a continuación.
“No, espera.”
Ella corrió de vuelta hacia el pasillo, con sus pantuflas resonando contra el suelo.
Las mañanas en el orfanato eran ocupadas. Había muchas cosas que tenía que hacer. Ella quería abrir todas las ventanas antes de que saliera el sol, y tenía que alistar las preparaciones para el desayuno antes de que los pequeños despertaran. Y ya que alguien de la familia volvió a casa inesperadamente, ella quería hacer un desayuno un poco más lujoso de lo habitual.
Hoy probablemente sería el primer día ocupado en mucho tiempo.
“Al menos deberías avisar antes de volver a casa, estúpida figura paterna.”
Él despertaría pronto. Entonces las primeras palabras que saldrían de su boca sería una queja de que estaba hambriento.
Siempre era así. Ella dudaba si realmente estaba hambriento, pero su padre siempre pedía comida cuando volvía a casa. Era como si estuviera intentando compensar los días en los que no estaba de una sola vez.
“De acuerdo. Supongo que es hora de empezar.”
Ella rió suavemente y se puso su delantal favorito.