Parte 2: Los forasteros
Willem sabía que ya no podía pelear.
Él moriría si se forzara a entrar en el campo de batalla. Estaba completamente listo para eso.
Había aceptado todos estos hechos de forma positiva. Las chicas irían a la batalla. Él las enviaría desde un lugar seguro– eso también le parecía bien.
Y aun así.
Cuando una Bestia atacó la nave Plantaginesta, naturalmente, él eligió pelear. Eligió dejar a Chtholly mientras dormía, encender su Venenum, y concentrarse solo en apalear a sus enemigos.
Rhantolk, a quien había encontrado en el campo de batalla, categorizó sus acciones como “tratar de cometer suicidio con Chtholly como excusa”. Y esa era probablemente la forma más acertada de describirlo en ese momento.
Mientras Willem mataba a sus enemigos, se estaba matando a sí mismo.
Se aferró con fuerza a su decisión de mantener a las chicas a salvo incluso si significaba renunciar a todo lo demás.
Usó el campo de batalla para su deseo egoísta. Aplastó su propia resolución de ser el que esperaría por las chicas en casa.
Hizo lo que pudo. También hizo cosas que no debería haber hecho.
Por primera vez en mucho tiempo, encendió su Venenum a toda potencia. Su sangre se agitó, y escuchó el sonido de su carne quemándose justo en su oído. Si pelear lo mataría de todas formas, entonces no tenía sentido contenerse. Y si no sería capaz de seguir peleando, entonces no importaba lo duro o doloroso que fuera. Se iba a descontrolar como nunca antes.
Su deseo debería haberse vuelto realidad.
Willem Kmetsch, técnico segundo de armas encantadas de la Guardia Alada y administrador del almacén de hadas, debería haber perdido su vida en la intensa batalla.
Las aves estaban cantando. Era una buena mañana.
“Bostezo… Hah.”
Willem se sentó en el tejado del orfanato y contuvo su bostezo.
Con sus ojos ligeramente húmedos, examinó sus alrededores.
Ante él se encontraba un paisaje familiar, tal como lo recordaba.
El verdor que podía ver a la distancia era la granja compartida Adams. Alzándose imponentemente justo frente a ella estaba la capilla. Los coloridos tejados de ladrillo desparramados por el área eran todos apartamentos baratos, y la bandera roja ondeando al viento en el borde del distrito residencial era la señal del Gremio de Aventureros. Aún más lejos, pasando el canal de irrigación, estaba la alcaldía de Gomag.
Salía humo de varias chimeneas.
La gente viviendo en este mundo se preparaba para el desayuno.
Cierto. Estas personas se estaban preparando para comenzar el día.
Por supuesto, nada de esto podía ser real.
La tierra, junto con la raza de los Emnetwyte que prosperaba en ella, había sido destruida hace mucho.
Los libros de historia decían que tuvo pasó hace más de quinientos años. Los invasores, las Bestias, aparecieron justo en medio del imperio Emnetwyte, justo al lado del castillo real.
Esos seres eran increíblemente fuertes, sus números grandes, y eran rápidos. Estos invasores fueron demasiado rápidos como para que cualquier organización militar en la historia pudiera hacer algo, y destrozaron el mundo. En solo unos días, varias de las mayores ciudades estado establecidas por el imperio se habían desvanecido.
No fueron solo los Emnetwyte quienes desaparecieron. Todo en la tierra fue indiscriminadamente engullido: hierba; árboles; animales; insectos; cualquier raza que fuera hostil hacia ellos, como los elfos. Todo – como si el hecho de existir en sí mismo fuera un pecado – fue devorado.
La verdadera superficie ahora no era más que un páramo seco ocupado en su mayoría por grises tormentas de arena.
Los pocos que sobrevivieron siguieron al Gran Sabio y escaparon a islas flotantes en los cielos. Ahí, establecieron una escasa sociedad ya en declive. Y por supuesto, las razas que no sobrevivieron ni siquiera tuvieron esa opción.
“Maldita sea.”
Willem maldijo en un susurro para que nadie más pudiera escucharlo.
Los Emnetwyte se han ido. Mi pueblo natal ya no existe. Se dijo a sí mismo una y otra vez. El escenario frente a él era como un diario– solo para que recuerde los días que se fueron, para dejarlo sumirse en nostalgia.
Aquí no era a donde se suponía que regresara. Su hogar estaba muy lejos en el cielo.
“Es tan grande.”
Un susurro.
Podía escuchar a Nephren sentada junto a él, murmurando en el lenguaje oficial de Regul Aire.
“¿Qué isla es esta?”
“¿Por qué me lo preguntas a mí?”
“Porque pareces saberlo.”
Ella lo dijo de una forma que hacía extrañamente difícil confirmar o negarlo.
“… Esta es la ciudad Imperial de Gomag, y bajo nosotros está el Orfanato Conmemorativo de los Foreigner. Cuan agradecidos estamos de tener un orfanato establecido y supuestamente operado por el gran decimoctavo Regal Brave, Nils D. Foreigner.”
Nephren, que raramente mostraba alguna expresión, parecía algo confundida.
“¿Operado por un Brave? Nunca he escuchado sobre eso… Por Imperial, ¿te refieres a la Isla 6?”
“No hay Braves en Regul Aire, ¿sabes? Estamos en la superficie.”
Nephren parecía aún más confundida. Era un poco gracioso.
“Sabes que tanto los Braves como la superficie ya no existe, ¿verdad?”
“Ese es el problema. La superficie fue destruida hace quinientos años.” Willem revisó su alrededor mientras respondía. “Pero este es, sin duda, el escenario de mi pueblo natal tal como lo recuerdo.”
Nephren siguió su mirada.
“… ¿Esta es la superficie de hace quinientos años?”
“Sip.”
“¿Entonces eso significa que no hay superficie bajo esta?”
“Por supuesto que no.”
No era una gran pregunta, pero él entendió lo que quiso decir.
Nephren era una niña moderna, nacida y criada en Regul Aire. Y entonces, la idea de que lo que veía ante ella solo podía existir en una isla de espacio limitado era sentido común impreso en su mente. Una corta caminata la llevaría al borde, y al mirar abajo, podría ver las planicies grises de la superficie. Eso estaba grabado en ella.
Incluso si lo entendía lógicamente como un hecho, una tierra fértil e interminable estaba más allá de su imaginación.
“Aunque esa montaña parece estar realmente lejos.”
Ella apuntó a la distancia.
“Sí, lo está. Desde aquí hasta allá hay más o menos la misma distancia que la de la Isla 68 de punta a punta.”
“¿Y el suelo sigue después de eso?”
“Sí. Hay una ciudad bastante grande a unos dos días en carruaje. Y pasando eso…” El mapa del Imperio se esparció en su mente. “… son más que nada campos de cultivo, y al otro lado del río hay un gran bosque que eventualmente lleva a una cordillera… Más o menos ahí es donde comienza nuestra zona de guerra con los elfos.”
“… Me siento un poco mal.”
“Sí, lo sé. Eso pasa cuando piensas en algo que va contra toda lógica.”
“Pero la superficie fue destruida.”
“Sip.”
“¿Entonces qué clase de truco es este?”
“Es… probablemente…”
Mientras respondía, Willem revisó su pecho. Podía ver que el tozo de metal colgando con una cuerda alrededor de su cuello estaba brillando tenuemente con la luz del Venenum.
Era un talismán con el poder de comprender el lenguaje. Se activaba con la mínima pizca de Venenum del portador y le hacía llegar las intenciones de otros mediante palabras.
Era una cosita muy útil, pero tenía sus desventajas.
Entender el lenguaje no siempre traía buenos resultados. Había “ataques”, como mentiras y abuso, que eran transmitidos. Así que entender cada lenguaje significaba que estos “ataques” pegaban fuerte. Ya que permitía indiscriminadamente que todos los mensajes pasaran mientras el talismán estaba activo, la resistencia a ataques de interferencia espiritual caía dramáticamente. No había sido un problema viviendo en Regul Aire, así que lo había olvidado por completo.
El talismán estaba ignorando la voluntad de Willem y actuando de esta manera.
“… Un sueño, tal vez.”
Ella le dio una afilada y fría mirada.
“Espera, no de esos. Por supuesto, no es un sueño común; me refiero a que podríamos estar bajo la influencia de un ataque con ese tipo de habilidad.”
Willem alguna vez estuvo activo como Quasi Brave por todo el mundo, y había enfrentado a un demonio así.
Los demonios eran una raza espiritual que evolucionaba específicamente para arrastrar a los Emnetwyte virtuosos a la depravación. Tenían muchos trucos para tentar a sus objetivos a abandonar su autocontrol o convicciones. Uno de esos trucos era un tipo de ataque espiritual que usaba un mundo de sueños.
“Es un mundo de sueño especialmente hecho para reflejar los recuerdos del objetivo, diseñado para ser infinitamente similar comparado a la realidad como la perciben. El único objetivo es hacer que el objetivo esté completamente cómodo viviendo en este mundo. Ten cuidado– en el segundo en que abandonas la voluntad de salir de aquí, eso significa que ellos ganan.”
“Entonces este sueño es exactamente como la superficie de hace mucho tiempo.”
“Probablemente piensa que este escenario es suficiente para vencerme.”
De hecho era un ataque muy efectivo. Con solo sentarse y mirar alrededor, a Willem le preocupaba que su corazón podría derretirse por la nostalgia y el anhelo… Pero mientras fuera consciente de ello, podía resistirlo. Podía armarse de valor y evitar caer en la tentación.
“Un mundo de sueños…”
Murmuró Nephren, cautelosamente pellizcando su mejilla.
Su aparentemente suave piel se estiró bastante.
“Ouch. ¿Esto realmente es un sueño?”
Él podía ver que sus ojos se estaban humedeciendo ligeramente.
“El punto fuerte es que no puedes despertar, así que no se va a romper tan fácilmente.”
“¿Entonces qué pasaría si nos sentamos aquí sin hacer nada?”
“El objetivo de nuestro enemigo es convencernos de vivir en paz en este mundo. Así que jugará con el mundo para alcanzarnos.”
“¿Jugar con él?”
“Es el creador de este mundo, ¿cierto? Aparte de meterse directamente con nosotros, puede hacer lo que quiera usando los recuerdos como materia prima. Había demonios que se especializaban en este tipo de tentación. Tenían muchas formas de hacer las cosas. Aeshma hace que todos mueran uno por uno, pero los demonios bufas vendrán a atacarte directamente, mientras que los demonios ammon intentan atraparte con montones de oro y tesoros y esas cosas. Y pelee con un súcubo una vez…”
Los súcubos eran un tipo de demonio que intentaba arrastrar a los Emnetwyte a la depravación concediéndoles forzosamente sus deseos sexuales. Así que cuando Willem fue atrapado en ese sueño, el mundo estaba lleno con ese tipo de tentaciones.
Era difícil explicar eso en detalle a una niña.
(No pude ver a Lillia o Emissa a los ojos por un tiempo después de eso…)
“Bueno, olvídate de ese.”
“¿Qué clase de sueño te mostró el súcubo?”
Nephren inclinó la cabeza. Por favor no seas curiosa sobre esto.
“Nos olvidaremos de ese.”
Él cambió forzosamente el tema.
“No sé qué clase de enemigo es, pero estoy bastante seguro de que yo soy el objetivo.”
Era difícil de imaginar que la Nephren de aquí… era falsa, una parte del sueño. Ella estaba demasiado fuera de lugar en el escenario de la superficie del pasado. Él estaba bastante seguro de que ella era real pero de alguna forma se había visto envuelta en todo el asunto.
“Entonces mientras me aferre al deseo de salir de aquí, hará ajustes al mundo para quebrantarme. Esa será nuestra oportunidad. Ahí es cuando rastrearemos la verdadera forma del enemigo y nos moveremos para contraatacar.”
“¿Tenemos que contraatacar?”
“Por supuesto. Si solo nos quedamos sentados así para siempre, nunca saldremos.”
“¿Tenemos que salir?”
…
“Si salimos, ambos moriremos inmediatamente.”
Ella probablemente tenía razón.
Sus espíritus habían sido atrapados en el instante previo a sus muertes en el mundo real y ahora estaban en un sueño. Era una probabilidad muy real que sus cuerpos ya no fueran más que cadáveres.
O tal vez todo el tiempo que pasaran en el mundo del sueño no sería más que una fracción de segundo en el mundo real. En ese caso, era posible que escapar los devolvería a cuerpos apenas vivos. Pero incluso entonces, él fácilmente podía imaginar que llegarían al mismo fin solo unos segundos más tarde.
“No tenemos a donde regresar.”
“… Ese no es el problema, ¿de acuerdo?” Protestó Willem, como si tratara de convencerse a sí mismo. “No te hagas ideas raras. Una vez que pierdes la voluntad de salir, acabarás viviendo en este sueño para siempre. Puede que yo sea el objetivo del enemigo, pero eso no significa que estés a salvo, ¿de acuerdo?”
“… De acuerdo.”
Nephren asintió y quedó en silencio.
Él se preguntó qué pasaba.
Ella siempre había sido una chica de otro mundo, cuyas extrañas acciones y palabras sobresalían– pero el sentimiento de intranquilidad que sintió en ella ahora era diferente. Su expresión era tan vacía como siempre, pero él podía apenas distinguir las emociones acechando detrás.
Nephren dudaba sobre algo.
¡Vamooos, Padre!
Alguien lo llamó desde abajo en el lenguaje Imperial.
Se sintió como si algo hubiera agarrado su pecho en el momento en que escuchó esa voz.
Él se inclinó hacia adelante para mirar abajo, y Almaria… algo que se parecía a Almaria estaba en la entrada, agitando su mano hacia él.
Sintió como si su corazón se fuera a hacer pedazos.
Almaria. Su rostro, su voz– ¿Cuánto había llorado cuando la perdió? ¿Por cuánto dolor tuvo que pasar para rendirse con ella? Él nunca la superó, ¿cuánto se había salvado por solo lograr aliviar el dolor? Como negando todas las dificultades por las que Willem pasó los últimos dos años, ahí estaba ella ahora. Él podía escuchar su voz.
¡¿Qué haces ahí arriba?! ¡El desayuno está listo!
“¿Qué está diciendo?”
Nephren solo podía entender el lenguaje común de Regul Aire.
“Desayuno. Por ahora, pensaremos en que hacer después de comer.”
“… De acuerdo.”
Nephren asintió.
“No te preocupes– Al es una buena cocinera. Ella está prácticamente al mismo nivel de Nygglatho…”
Después de decir tanto, añadió en silencio, “Excepto cuando se trata de carne.” El entendimiento y apego de un troll por la carne estaba más allá de la comprensión de un Emnetwyte. Aunque Almaria era buena, no era rival para… lo que fuera eso. De hecho, él preferiría que no ganara.
“No es eso lo que en realidad me preocupa.”
“¿Hmm? ¿Entonces qué es?”
Él preguntó casualmente, pero Nephren no respondió. Ella silenciosamente encendió su Venenum, hizo brotar fantasmales alas grises de su espalda, y saltó del tejado.
Las alas de hada no eran objetos físicos e ignoraban completamente las leyes de la física, aunque esas dos cosas no estaban necesariamente relacionadas. Nephren se deslizó sin batirlas ni una vez, aterrizó en el suelo, y sus alas se desvanecieron.
Él podía escuchar a Almaria gritar en shock. Por supuesto que lo haría. La gente normal que no eran Braves o Aventureros o Caballeros no estaban acostumbrados a ver chicas bajar del cielo.
Cielos.
Mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza, Willem también encendió una diminuta chispa de Venenum.
Con un corto bang, él saltó al aire. Su fuerza de pierna mejorada lo catapultó hacia el cielo con un vigor que sobrepasaba por mucho lo que era posible para una persona normal.
Él ajustó su posición ligeramente en el aire y aterrizó en el suelo al lado de Nephren.
La forma de la suela de sus zapatos estaba impresa profundamente en el suelo. El polvo voló a su alrededor.
“¡¿Willem…!?”
“Estoy bien.”
Nephren lo estaba mirando, preocupada, pero él la detuvo y revisó su cuerpo.
No sentía ningún dolor.
Saltó un par de veces. No había problemas. El Venenum que Willem Kmetsch había activado se estaba moviendo apropiadamente por todo su cuerpo, como se suponía que debía.
Huh. Parecía que los poderes que tenían en el mundo real menos el daño físico a sus cuerpos, habían sido importados al mundo del sueño. Sin la herida en su cuerpo, él podía una vez más usar los poderes que había cultivado como Quasi Brave y las técnicas de batalla que creyó que nunca volvería a usar.
“Oh, ¿para seguir donde lo dejamos?”
“¿Sí?”
“¿Qué pasa en los sueños de los demonios súcubo?”
“… Olvida eso.”
Había un edificio en las afueras de la ciudad de Gomag.
Su nombre oficial era el Orfanato Conmemorativo de los Foreigner de la Ciudad Imperial Gomag. Cuan agradecidos estamos que el gran decimoctavo Regal Brave, Nils D. Foreigner, privadamente financió y fundó este orfanato… Y la única cosa grandiosa sobre él era su nombre e historia– todo lo demás, no tanto.
En una palabra, destartalado. En dos palabras, muy destartalado.
El edificio, uno bastante grande de dos pisos, estaba hecho de madera vieja. Las paredes y techo estaban en su mayoría hechos de parches, como repetidamente ensamblados por amateurs. Ya que era una remodelación de una escuela que originalmente iba a ser demolida, su historia estaba a la par de los edificios de piedra a su alrededor. Era un edificio increíblemente poco confiable, uno que podría acabar siendo volado en una gran tormenta, cimientos y todo.
Y ese era el orfanato privado.
En ese momento, veintiún niños vivían ahí. Todos abandonados por adultos inservibles, seguían con vida, llenos de vigor y energía.
Willem Kmetsch vivía en este orfanato.
De hecho, apenas había vuelto en los últimos cinco años. Con eso de entrenar para convertirse en un Brave y las misiones en las que iba luego de convertirse en un Quasi Brave, realmente no tenía tiempo. Y aun así, como siempre, se consideraba a sí mismo un residente del orfanato.
La mayoría de los niños que habían llegado al orfanato recientemente que vieron a un hombre desconocido estaban claramente asustados de él. Pero cuando Willem les sonreía, su cautela se desvanecía. Era solo en momentos como este que su apariencia poco dignificada realmente ayudaba.
Y las respuestas de los chicos mayores que ya conocían a Willem (la mayoría de alrededor de diez años) también eran bastante fáciles de leer–
“¡Hey, Padre, volviste a casa!”
“¡Vamos– enséñanos a usar la espada! ¡La última vez prometiste que me ibas a enseñar, ¿recuerdas?!”
“¿Dónde estuviste peleando todo este tiempo? ¿Golpeaste a muchos elfos en la cara?”
Todos se amontonaron a su alrededor, todos fastidiándolo al mismo tiempo.
“¡Hey, chicos, ¿cómo han estado?!”
Él abrazó, pellizcó mejillas, y despeinó el cabello de cada uno de ellos, chicos y chicas por igual.
Los niños estaban gritando y aullando de alegría.
“Vamos, chicos, y Padre también– No hagan eso mientras comen. ¡Es de mala educación!”
Almaria los regañó, y todos se sentaron como es debido en sus sillas. Comenzaron a comer.
Aderezo agridulce sobre una salada amarga– la combinación de sabores que casi había olvidado hizo que su estómago doliera.
Todo lo que quería proteger…
El hogar al que quería regresar…
La gente que quería volver a ver…
Las voces que quería volver a escuchar…
La razón por la que siguió blandiendo torpemente su espada…
Él no iba a decir que todo estaba aquí. Pero casi todo lo que una vez perdió – y el dolor que había sufrido y lamentado mientras se daba por vencido con todo – estaba, sin duda, aquí, en este ligar. Había tomado la forma de una multitud de niños y estaba justo frente a él.
Y aun así, no eran reales. Y que su corazón dudara por ellos sería, al final, solo una traición a la verdadera Almaria… a los verdaderos niños que murieron hace 527 años.
Él sintió como si fuera a llorar, solo por hablarles. Quería abrazarlos a todos.
Un pensamiento repentinamente vino a él. ¿Qué pasaría si no reprimiera este impulso? ¿Cómo respondería ella si repentinamente abrazara a su hija?
– ¡Hey, vamos! ¡Los niños están viendo!
Al principio, probablemente se quejaría. Pero no se resistiría. Y entonces–
– Cielos. Eres una vergüenza, Padre.
– Puede que parezcas grande por fuera, pero sigues siendo un niño por dentro.
Así es como lo aceptaría.
Revoleando los ojos pero con una voz amable, lo abrazaría.
Él podía imaginarlo fácilmente. Y eso lo entristecía.
“¿Padre?”
“¿Qué?”
“Todas esas caras que haces siempre me asustan.”
Hey, eso es cruel. Acabas de herir mis sentimientos.
“Siempre vuelves a casa repentinamente, ¿no es verdad?”
Había una pizca de descontento en la voz de Almaria.
“El anciano es igual. Sé que probablemente así es el trabajo de un Brave, ¿pero no crees que suficiente es suficiente?”
Ella se estaba quejando, pero su expresión era brillante y sus pasos ligeros.
Willem sabía bien que muchas partes de la personalidad de su hija no eran completamente honestas. Era por eso que no podía tomarse sus quejas enserio.
Él se reajustó en la silla y la miró con el rabillo del ojo.
Ella parecía un poco más pequeña de lo que recordaba– No, ella definitivamente era más pequeña. ¿Por qué era eso?
Él encontró la respuesta de inmediato y contuvo las ganas de reír.
En realidad, habían pasado unos increíbles quinientos años, así que casi lo olvidaba, pero Willem Kmetsch tenía dieciséis la última noche que vio a Almaria. Después de eso, pasó casi dos años viviendo en Regul Aire. Se había vuelto más alto durante ese tiempo.
Había pasado por dos años de cambios en más de 527 años. Físicamente, su cuerpo maduró de dieciséis a dieciocho años. Pero Almaria no había cambiado en lo más mínimo. Y la diferencia estaba presentándose ahora como un sentimiento de intranquilidad.
Era también como él podía saber que ella claramente no era real.
“… Hey. ¿Hay algo raro conmigo hoy?” preguntó él.
“Sí.”
“¿Cómo qué?”
“Que preguntes cosas como esa.”
Cierto. No podía discutir con eso.
“También, supongo que te vez como Falco cuando está a punto de llorar después de una pesadilla– y lo intranquilo que pareces aunque estás aquí.”
… Cierto. ¿Es eso?
Su proceso de pensamiento se enfrió ligeramente.
Almaria parecía un poco más pequeña para Willem. Así que en reversa, él debería parecer considerablemente mayor para Almaria. La verdadera lo habría notado y mencionado.
El hecho de que eso no pasó significaba que esta chica era falsa sin duda.
“Hey, ¿padre?” Una de las chicas tiró ligeramente de su manga. “¿Quién es esa?”
Nephren no entendía el lenguaje Emnetwyte. Pero aun así, cuando alguien la miró, ella respondió. Ella levantó la mirada e inclinó ligeramente la cabeza. “¿Qué?”
“Estabas peleando en el norte, ¿verdad, padre? ¿Ella es de ahí?”
“Oh, uh…” Él pensó un poco pero no pudo encontrar ninguna razón que tuviera sentido, así que simplemente respondió, “Sí, podría decirse.”
“¿Qué pasa?”
“Están preguntando por ti. No puedo responderles honestamente, así que espero que se traguen la mentira.”
“… De acuerdo.”
Nephren asintió y siguió con su comida.
“Su cabello es tan bonito. Es como plata pero diferente.”
“Sí… Supongo que tienes razón.”
Entre las hadas, las cuales en su mayoría tenían colores extravagantes, el color de cabello de Nephren era relativamente normal. Y entonces, aunque les parecía un poco inusual, no lo encontrarían “anormal”.
“¿Entonces qué pasa con ella?” Preguntó Almaria mientras traía otro bol de ensalada. “Al principio, pensé que se suponía que ella se quedara con nosotros, ya que la trajiste de repente, pero… ella estaba volando, ¿verdad?”
“Uh…”
El orfanato operaba con el apoyo de la ciudad de Gomag, pero los niños que habían sido acogidos no se limitaban a residentes de la ciudad. Había bastantes niños abandonados que el director, que era el maestro de Willem y el que los niños llamaban “anciano”, recogió de campos de batalla de aquí y allá.
“Na, por supuesto que no. Supongo que podrías llamarla mi junior.”
“Tu junior,” repitió dudosamente Almaria. “¿De qué?”
“¿De qué más? De los Quasi Braves.”
“¡¿Ella es un Brave?!”
“¡Pero es más pequeña que yo!”
“¡¿En serio?!”
Las salvajes miradas de los chicos apuntaron a Nephren al mismo tiempo.
Nephren se sorprendió y se estremeció.
Ella se crió en el almacén de hadas después de todo, donde solo había mujeres. Los hombres más cercanos a ella eran básicamente solo los Reptrace de la guardia. Era la primera vez en su vida en que un montón de chicos de una raza similar la miraban.
“¡Hey, juguemos un juego! ¡Un juego!”
“¡¿Qué?! ¡No es justo! ¡Yo primero, yo primero!”
Tomaron forzosamente sus dos brazos y la arrastraron por el corredor.
“La verdad no lo entiendo, pero es como si estuviera rodeada de Collons.”
Su susurro en la lengua común de Regul Aire se dispersó a lo lejos. Él estaba un poco impresionado– esa fue una buena analogía.
“¡Hey, se supone que digan gracias por la comida cuando terminan!”
El regaño de Almaria resonó por el pasillo. Varios de los chicos respondieron con un enérgico “¡Gracias por la comida!”
“Cielos, sus modales son taaan malos.” Resopló Almaria, hinchando sus mejillas. “Aunque ella es tan pequeña… ¿Eso significa que ella puede blandir esas enormes espadas que me mostraste la última vez, Padre?”
“Debajo de todo, ella está mucho más calificada para ser un Brave que yo.” Después de decir eso, repentinamente recordó algo y continuó. «… Oh cierto. Y ella puede parecer pequeña, pero creo que tiene más o menos tu edad, Al.”
“Wow, eso es una sorpresa. Pensaba que tenía más o menos la edad de Nanette.”
Sentada en la esquina de la mesa, Nanette, que acababa de cumplir diez, asintió estando de acuerdo.
Aunque eso tenía sentido. Nephren era pequeña, después de todo. Pero Willem decidió en silencio que mantendría esta conversación en secreto de ella.
–––––… dr… e–––––
“… ¿Hmm?”
Repentinamente, creyó escuchar una voz de otra parte.
“¿Alguien dijo algo?”
“¿Huh? Acabo de decir que la chica parece de la edad de Nanette.”
“Si, eso no, después de eso. Sonó como una voz lejana…”
“¡Yo también pensé que tenía la misma edad que yo!” Dijo Nanette, enérgicamente agitando su mano para que la miraran. Esa probablemente también era una voz diferente a la que acababa de escuchar.
… Bueno, lo que sea.
… Probablemente fue solo mi imaginación.
(Maldición, esto es malo. Estoy empezando a bajar la guardia.)
Él no podía mantenerse alerta como pensó. Este sueño era más peligroso de lo que imaginaba. Recordándose a sí mismo que estaban en la barriga de un misterioso enemigo, Willem se recompuso.
Muy buen capítulo, espero que sigas trabajando la novela, amigo.
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