
Capitulo 17
«Hey, hey, hey. Espera un segundo.»
El rostro de Borkio se puso azul mientras miraba a Sancreed.
«Sin importar como los vea, ustedes son simplemente un ejército regular de alguna parte, ¿sabes? Cuando hablamos de Mazoku, son mas como…»
«Un grupo sin unidad que marcha con violencia… ¿algo así?»
«Ah, no. Perdón por eso. Bueno, es que son muy diferentes a las historias que me contaron.»
«No me molesta.»
Escuchando las calmadas palabras de Sancreed, Borkio quedó estupefacto y se hundió en el silencio por un rato, y entonces volvió a rascarse la cabeza.
«… Bueno, esto me supera. Es como si estuviera viviendo una pesadilla.»
«Si quieres escapar de la realidad no te detendré. Pero, ¿escuché que necesitaban ayuda?»
«Ahh, sí. Bueno, qué. Tenemos gente herida y enferma. Incluso después de arreglárnosla de alguna forma, no tenemos suficiente medicina. Tampoco tenemos comida y agua. Se nos agotó todo.»
Después de decir eso, Borkio miró hacia el gigantesco barco que flotaba en el mar detrás de él.
Si el barco que había quedado completamente destartalado no se reparaba, sería imposible emprender viaje. No, era dudoso si podría cruzar el «Mar de los Confines Más Lejanos» incluso si era reparado.
Para empezar, Borkio estaba preocupado de si podía confiar en los Mazoku para brindarles ese tipo de ayuda.
Sin embargo, ignorando esa preocupación suya, Sancreed le respondió.
«Si pones las cosas que necesitas en una lista, entonces te ayudaremos con ella. Con respecto a los heridos, reuniremos a algunos sanadores. Para los enfermos… probablemente dependerá de su grado de gravedad. Dependiendo del caso, tal vez requiera una gran cantidad de tiempo.»
«He-Hey, hey… Lo dices como si nada.»
«Pero lo necesitan, ¿verdad?»
«B-Bueno, eso es verdad, pero…»
En respuesta a la expresión de Sancreed que parecía decir «¿Cuál es el problema?», Borkio estaba visiblemente confundido.
«Somos, parte de la humanidad, ¿sabes?»
«¿Y qué?»
«Matamos a tu rey, un supuesto enemigo, ¿verdad? ¿De verdad está bien?»
Escuchando a Borkio, Sancreed dijo «Fumu» y asintió.
«No es como si lo hubieran hecho ustedes. Además, es una vieja historia de hace más de cien años.»
«B-Bueno, sí. Puede que sea cierto pero… La humanidad y los Mazoku, sigue estando eso, ¿no?»
«Soy completamente incapaz de entender qué es lo que te obsesiona tanto.»
Interrumpiéndolo con una expresión que decía que estaba cansado de Borkio, Sancreed le apuntó con el dedo.
«Los haremos pedazos en el instante en que se conviertan en enemigos, así que no te preocupes por eso.»
«Y-Ya veo…»
«Así es.»
Sancreed llevó su mirada de Borkio, que había quedado en silencio, hacía el gigantesco barco.
«… Entonces. ¿Ya están listos los que requieren ayuda y la lista de lo que necesitan?»
«S-Sí. Hey, ustedes vayan a buscarlos.»
«E-Entendido, Capitán.»
Impulsados por Borkio, los otros dos Metalio regresaron al barco usando el pequeño bote.
Mientras los veía, Sancreed hizo una pregunta en la que había estado pensando.
«Esa cosa llamada varco, ¿bajo qué clase de principios pudo llegar aquí?»
«Ahh, eso, ¿huh? Usa el poder del agua y el viento. No es como si los Sylphid lo hubieran patentado, y el Imperio Cylus es el número uno en tecnología de construcción naval. Como resultado, el mejor barco acabó siendo el nuestro.»
«Entonces, en otras palabras, se mueve con magia.»
«Básicamente. También hay barcos que se mueven sin magia, pero su rendimiento disminuye considerablemente.»
Luego de asentir, Sancreed habló de la parte más crucial.
«Esa cosa llamada varco, ¿qué tan buena es? ¿Es algo capaz de cruzar el ‘Mar de los Confines Más Lejanos’?»
Exacto, esa era la parte más importante.
Esa cosa llamada varco, Sancreed no sabía cuantas personas podían abordarla, pero si tenía la habilidad de transportar un buen número de personas, estaba la posibilidad de que los Héroes cruzaran una vez más el «Mar de los Confines Más Lejanos» y vinieran aquí.
«No… Es tal como puedes ver. No existe un barco capaz que cruzar el ‘Mar de los Confines Más Lejanos’. Incluso lo último en tecnología del Imperio Cylus terminó en este estado.»
El «Mar de los Confines Más Lejanos» estaba constantemente arremolinado, como si rechazara toda la creación.
Hasta el poder mágico era perturbado, y se dice que es un fenómeno imposible.
Alguna vez se creyó que era donde terminaba el mundo, por lo que aparte de una porción de temerarios nadie se acercaba.
El que Borkio y los otros hayan logrado sobrevivir no era más que suerte.
«Ya veo.»
Confirmando que por el momento no había riesgo para el Continente Oscuro, Sancreed se sintió aliviado.
Después de eso, podrían decidir el tratamiento de Borkio y los demás. Pensando en eso, Sancreed notó que Borkio lo estaba mirando y levantó la cabeza.
«… ¿Qué pasa?»
«Hay algo que quiero preguntar.»
Sancreed asintió hacia Borkio, indicándole que continuara.
«Siento que me da vueltas la cabeza por las continuas sorpresas pero… este lugar, se llama Reino Zadark, ¿verdad?»
«Sí.»
Qué hay con eso, pensó Sancreed.
Borkio tragó saliva mientras se limpiaba el sudor frío, y poco después, como si se hubiera decidido, dijo.
«… ¿Quién es, el rey?»
Con esas palabras, la temperatura del lugar cayó inmediatamente.
Los soldados pusieron las manos en las empuñaduras de sus armas, y la el aire pareció estancarse.
Sin embargo, Sancreed calmó a los soldados con la mano, y habló con compostura.
«Ya veo, es lógico pensar que habría un rey en un reino.»
«S-Sí… No, si no quieres decirlo, entonces no es necesario.»
«El Rey Demonio Vermudol. Ese es nuestro rey.»
«¡…!»
Interrumpiendo las palabras de Borkio, Sancreed le respondió.
«¿No me escuchaste? El Rey Demonio Vermudol. Ese es el rey del Reino Zadark.»
«¿Rey Demonio… Vermudol…? ¿No es Gramfia?»
«Gramfia fue asesinado por la humanidad, ¿verdad?»
Escuchando eso, Borkio dio un paso atrás.
Él sintió que quería escapar de ahí de inmediato aunque tuviera que irse nadando.
Este lugar era el Continente Oscuro, y además, aunque el ejército Mazoku frente a él ya era bastante aterrador, incluso había un nuevo Rey Demonio en existencia.
Con una realidad tan importante siendo presentada ante el tan repentinamente, el estrés de Borkio llegó a su límite.
Pero, al mismo tiempo, el hecho de que seguía sano y salvo dejó que Borkio apenas pudiera mantener la conciencia.
El hecho de que le dijeron que no serían asesinados si no se volvían enemigos también había permitido que la mente de Borkio se estabilizara un poco.
«En cuanto a qué pasará con ustedes desde ahora, seguramente será discutido por el país. Pero aún así, en cuanto a su seguridad en este momento, el Ejército Occidental se las garantiza.»
«S-Sí. Estamos… en sus manos.»
Aparte de eso… no había nada más que Borkio pudiera decir.