
Parte 3: La autoproclamada hija y la autoproclamada mascota
Almaria Duffner tuvo un sueño
Había una infinitamente vasta y vacía planicie.
Ocasionalmente, por el rabillo del ojo, ella vio pasar lentamente unas Bestias desconocidas.
Los vientos dejaban atrás una extraña melodía en sus oídos.
Ella debería verlo como una escena extraña.
Pero extrañamente, se sentía calmada.
No solo calmada, sino que en lo profundo de su corazón, hasta lo anhelaba.
Ah, sí. Aquí es donde deberíamos estar. Así debería ser.
Le susurró la voz, su melodía hundiéndose cada vez más y más profundo en ella-
Ella abrió los ojos.
Su corazón retumbaba en sus oídos.
Era ese sueño otra vez. Lo ha tenido tantas veces, una y otra vez, desde que era pequeña.
No era exactamente una pesadilla. No era aterrador, ni sangriento. Ella simplemente veía y sentía cosas que no entendía- eso era todo.
Pero esa sensación… el sentimiento de calma en el sueño la aterraba. El sentimiento de que no era ella misma, y además, el hecho de que eso no la hiciera sentir enferma, era tan inexplicablemente aterrador para Almaria.
No lo había tenido desde hace poco.
Cuando vivía en la casa de sus padres, lo tenía aproximadamente una vez cada seis meses. Cuando su padre murió y ella se mudó al orfanato, disminuyó a una vez al año. Su frecuencia disminuyó aún más en los últimos años. Así que por su alivio, bajó la guardia.
«Una maldición que te pone a dormir para siempre, ¿huh…?»
Los incidentes de los que le hablaron Ted y Navrutri despertaron su ansiedad. Aunque dijeron que el sueño no necesariamente significaba que ella sería maldita, y su relación con los incidentes no estaba confirmada, ella seguía teniendo miedo.
También tengo que levantarme temprano mañana, así que debería volver a la cama.
Eso fue lo que pensó, pero su corazón, ahora agitado, no podía calmarse. Ella sentía que si cerraba los ojos volvería a ver esa escena, así que ni siquiera podía hacer eso.
«…Ahhh.»
Oh bueno. Dar vueltas en la cama tampoco resolvería nada.
Decidió tomar un vaso de agua para refrescarse.
Con eso en mente, se levantó de la cama y se puso una bata sobre los hombros.
Su cuerpo tembló ligeramente.
El pequeño fuego en la estufa crujió suavemente.
Cuando llegó a la sala de estar, se encontró con una chica durmiendo en el sofá. Parecía que había perdido la batalla con el sueño a mitad de su lectura. Alguien había puesto una manta sobre ella, pero se estaba cayendo.
«Nephren…»
Ella había escuchado que la chica era una Quasi Brave y la junior de Willem.
Ella vino de un país lejano y no conocía bien el lenguaje Imperial, pero estudió duro, y en solo unos días, ya era capaz de tener conversaciones simples.
«Ya que la gramática es similar, es fácil» fue lo que dijo. Pero aún así, ella pensó que era un poco demasiado. Todos los Braves eran personas similares.
Pero mientras dormía, acurrucada abrazando su libro, se veía como una niña normal.
Almaria gentilmente acarició su cabello ceniciento. Era suave y cálido, como el de un bebé.
Ella podría mover su dedo solo un poco más y tocar su suave mejilla-
«… No, no, espera.»
Ella se detuvo.Anterior
«La manta, claro. Tengo que volver a ponerle la manta. De otra forma, se va a enfermar.»
Justo cuando se movió para tomar la manta y murmuró-
Nephren abrió los ojos.
«… ¿Almaria?»
«¿Q-Qué? ¿Te desperté?»
«Mm…» Con una mirada somnolienta, Nephren miró a su alrededor. «¿Me quedé dormida?»
«Lo siento- Solo iba a arreglar tu manta,» mintió. «Ahora que despertaste, deberías ir a dormir en una cama de verdad. Se pone bastante frío aquí por la noche, así que te enfermarás.»
«Está bien.»
Nephren asintió pero no se sentó. Aún parecía estar medio dormida.
«… Estaba por tomar un poco de té. ¿Quieres?»
«Está bien.»
Nephren asintió de nuevo, sin despertar del todo.
Parece un cachorrito, pensó Almaria.
Y entonces, así fue como la extraña fiesta de té a mitad de la noche comenzó.
Almaria intentó preparar un poco de té de hierbas, que supuestamente ayudaba a calmar los nervios. Ella lo compró inmediatamente después de que alguien se lo recomendara, y ni siquiera sabía el nombre de las hojas, pero era perfecto para que las dos bebieran a mitad de la noche.
Las galletas van bien con el té. Ella había escondido unas cuantas en la parte trasera de la alacena para momentos como este.
A Nephren probablemente no le gustaban mucho las cosas calientes, porque sopló una y otra vez su taza.
«Nephren, ¿cuál es tu relación con nuestro padre?»
La pregunta repentinamente escapó de su boca.
Se dio cuenta demasiado tarde que sonaba como si la estuviera interrogando.
«… Lo lamento. Lo expresé mal. No es que, ya sabes, esté sugiriendo que tienes algún tipo de relación impura, pero…» Le era difícil encontrar las palabras correctas. «Escuché que eres su junior en los Braves, pero no parece como si eso fuera todo.»
Era eso- desde que Almaria vio a la chica por primera vez, pensó que era raro.
Willem trataba a Nephren como algo muy preciado.
Ella también podía sentir que Nephren misma también se preocupaba mucho por Willem.
Y viéndolos desde afuera, sus actitudes para con el otro eran muy naturales.
Aunque no se sentía como una relación romántica ni nada de eso.
«Mm…» Nephren pensó por un momento. «Una mascota.»
Una mascota.
Eso no era lo que esperaba.
Almaria, que hasta ese momento tenía una tenue sonrisa, repentinamente se puso seria. Esto podría ser algo sobre lo que tendría que hablar con su padre.
«Willem parecía que se derrumbaría si se quedaba solo. Así que es mi trabajo estar a su lado. Recientemente aprendí que el secreto para dominar esto es quedarme lo suficientemente cerca como para estorbar.»
«Oh… Ya veo, eso es lo que quisiste decir.»
Ella acabó imaginado algo un poco extremo cuando escuchó la palabra mascota, pero esta chica aparentemente había usado la palabra con el significado de una amiga cercana.
Almaria se sintió aliviada, y su expresión se relajó.
Ella casi lo olvidaba cuando charlaban normalmente, pero Nephren acababa de aprender el lenguaje local, y su vocabulario probablemente aún no estaba completo. Almaria interpretó eso como la razón de que su elección de palabras fuera tan excéntrica.
«Pero…» continuó Nephren, con una pequeña y algo triste sonrisa. «Willem es diferente aquí. No se siente como si fuera a derrumbarse.»
«… ¿Enserio?»
Almaria no podía compararlo, ya que ella no sabía como era Willem fuera del orfanato.
«Creo que ya no me necesita a su lado.»
«… ¿Eso crees?»
Ella conocía al Willem del orfanato muy bien, y no estaba del todo de acuerdo.
«Ya sabes como es él. Definitivamente se marchará a alguna parte de nuevo. No puedo ir con él cuando eso pase, así que tal vez comience a desmoronarse de nuevo, como dijiste.» Ella se sirvió otra taza de té de hierbas. «Entonces, no tendré otra opción que dejar que te hagas cargo de él, Señorita Nephren. Tendrás que hacer algo con mi miserable e inservible padre.»
«Almaria…»
Nephren la miró con sorpresa.
Ella misma tampoco esperaba que esas palabras salieran de su boca.
«De acuerdo. Entonces puedes contar conmigo.»
Nephren asintió ligera pero poderosamente.
La fiesta de té se había acabado, y Almaria guardó el juego de té. Regresó a su habitación.
Padre siempre está rodeado de mujeres maravillosas, ¿verdad?
Se acurrucó bajo las mantas. No faltaba mucho para el amanecer, pero ella sintió que esta vez, podría dormir profundamente.