
Capitulo 21
En la parte oeste del Reino Zadark, en la «Costa de la Invasión», había dos grupos.
Por un lado, estaba el General Occidental Sancreed y el ejército bajo su mando.
Ahora mismo estaban ocupados moviéndose para preparar un edificio temporal.
Por otro lado, había treinta Metalio bajando del gigantesco y destartalado barco que flotaba en el mar.
Había veinte hombres y diez mujeres.
Conociendo a los Norm que tenían apariencias similares a los Metalio, los soldados del ejército occidental trabajaban con emociones encontradas.
«… ¿Son todos?»
«Sí.»
Borkio respondió la pregunta de Sancreed.
Entre los Metalio que estaban a bordo del barco, el número de personas heridas hasta el punto de no poder moverse era de cinco hombres, y el número de personas enfermas era de dos hombres y cuatro mujeres para un total de seis. Además, había un gran número de personas con heridas ligeras.
Los que no podían moverse debido a sus heridas o enfermedad fueron cargados hacia el edificio temporal por los soldados del ejército occidental.
En el edificio, se habían preparado futones traídos desde un fuerte cercano. Ya que gracias al exhaustivo liderazgo de Sancreed eran aireados cada pocos días, probablemente eran mucho más cómodos que las camas del barco.
«¡Sancreed-sama!»
«¿Qué pasa?»
Sancreed miró hacia el soldado que vino corriendo en pánico.
«¡V-Ve-Vermudol-sama está!»
«… Ya veo.»
El soldado estaba tan nervioso y asombrado que su voz no salía, pero Sancreed entendió la situación.
«Tráelos aquí.»
«No, eso no será necesario.»
«Yuju-«
Los que aparecieron caminando fueron el Rey Demonio Vermudol y su consejera Rokuna, protectora de la biblioteca.
Viendo la figura del Rey Demonio en un lugar como este, era obvio que el nerviosismo se esparciría entre los soldados del ejército occidental.
«Los Metalio que mencionaron… ahh, son ellos.»
«¿E-Eres… el Rey Demonio?»
Vermudol asintió hacia el estupefacto Borkio.
«Sí, soy el Rey Demonio Vermudol.»
«Y-Ya veo. Yo soy el capitán, Borkio.»
Volviendo a asentir por la presentación de Borkio, Vermudol continuó hablando.
«Ya veo. Entonces, ¿podrías también decirme tu título y rol en el Reino San Altlis?»
«¡!»
Viendo que Borkio estaba obviamente sorprendido, Vermudol suspiró.
Pensando era obvio que iba a intentar ocultarlo, comenzó a sentir que todo esto era una molestia.
«Basta de tácticas de negociación inútiles. Estoy cansado de esas cosas.»
«S-Sí… P-Perdón por eso.»
Sacudiendo su pálido rostro arriba y abajo, Borkio respondió.
«Mi título es vizconde. En el Reino San Altlis… actuaba como diplomático residente para el Imperio Cylus.»
«Ya veo. Pensar que un diplomático iba a escapar… ¿El argumento de rechazo Semi-Humano se volvió tan malo?»
«Cuánto sabes…»
Borkio suspiró sacudiendo la cabeza, parecía estar cansado.
Sólo era información que Vermudol obtuvo en el territorio de la humanidad, pero desde la perspectiva de Borkio, parecía como si él tuviera clarividencia.
«Claro, está eso también. O más bien, las voces de los tipos que sirven al Dios de la Vida se volvieron demasiado fuertes. Era una situación en la que no sería raro que estallara una guerra con el Reino del Bosque Jiol en cualquier momento.»
«Pero, ¿eso qué tiene que ver con el Imperio Cylus? El porcentaje de Metalio en el Reino del Bosque Jiol no es alto.»
«Por supuesto que tiene que ver con nosotros. La raíz de todo es el argumento de rechazo Semi-Humano. Las voces que dicen que el Imperio Cylus debería aliarse con el Reino del Bosque Jiol son fuertes.»
Seguramente, incluso dentro del Reino San Altlis, el rumor de que el Imperio Cylus va a aliarse con el Reino del Bosque Jiol ya estaba circulando.
«Todavía no se sabía como iba a actuar el Imperio Cylus… pero de cualquier forma, dentro del Reino San Altlis olía demasiado a una guerra inminente. Así que se decidió que por el momento evacuaríamos.»
Y como resultado de eso, el grupo de Borkio naufragó.
«¿Por qué no usaron rutas terrestres?»
«Es porque las rutas terrestres tienen el riesgo de bandidos. Y la ruta marítima no tiene eso. Si continuábamos bordeando el continente, no deberíamos haber tenido problemas.»
«No deberían, ¿huh?»
«Sí. Si no fuera por esos tipos… si esos Alva no hubieran aparecido, entonces sin importar cuán repentina fuera la tormenta, no nos hubiéramos metido en el ‘Mar de los Confines Más Lejanos’.»
Al escuchar la palabra «Alva», Vermudol frunció el ceño.
«Ahh, no. Perdón si eso hirió tus sentimientos. Perdón por insultar a tus camaradas. Pero hasta nosotros recibimos daño por su culpa. Así que…»
«Ellos no son camaradas.»
Vermudol interrumpió con eso las palabras de Borkio.
«¿Ah?»
«Los Alva no son mis subordinados, ni tampoco camaradas. Ellos solo existen en el continente de ustedes.»
«Eh… Hey, hey. ¿Qué estás diciendo? Esos son Mazoku, ¿verdad?»
«Son Mazoku, sí.»
«Y tú eres… el Rey Demonio, ¿verdad?»
«Sí, pero los Alva no son mis subordinados. Son Mazoku de los que no sé nada.»
Viendo que Borkio se quedó en silencio pareciendo sorprendido, Vermudol continuó.
«No son mis subordinados ni los de Gramfia. Y ya que estamos, diré que el tal Shuklous que estaba en tu continente tampoco es nuestro camarada.»
«E-Espera un segundo, pero las leyendas…»
«No me importan las leyendas. Como sea, esos Alva o lo que sea no son mi responsabilidad.»
«No, pero. En ese caso, ¿qué demonios son esos Alva?»
«Ni idea.»
EN ese momento, Rokuna, que se había mantenido en silencio durante la conversación de Vermudol y Borkio, repentinamente levantó la cabeza y se metió en medio de los dos.
«De acuerdo, esperen un poco. Hay un par de cosas que quiero comprobar con Borkio. ¿Les parece?»