SukaSuka – Volumen 4 – Capitulo 4 – Parte 4

Parte 4: Himno a la patria

«Oh, cierto, ¿haz escuchado los rumores sobre esa voz que canta?»

Hospital de Ciudad Gomag, en la habitación de la guardia nocturna. Un doctor que usaba una bata de laboratorio desgastada inclinó la cabeza mientras barajaba bruscamente las cartas que tenía en sus manos.

«La he escuchado. Había algo muy nostálgico sobre esa canción. Se sentía como si estuviera escuchando algo que fue muy popular hace mucho pero que no escuchaba hace tiempo.»
«Entonces definitivamente es alguien del vecindario. Muchos de ellos son de tu misma generación.»

El otro doctor lanzó una carta en la mesa.

«No me gusta que las historias de fantasmas sean tan comunes con pacientes que están vivos pero no despiertan… Carro.»
«La verdad aún no es una historia de fantasmas. Jugaré dos Caballería.»
«Aún significa que es solo cuestión de tiempo antes de que lo sea. Un Noble y un Sirviente.»

La pila de cartas en la mesa estaba creciendo.
Un doctor frunció el ceño y maldijo lanzando una moneda.

«¿Crees que los pacientes mejorarán en algún momento?»
«No sabría decir. Hay muchas cosas de toda esta situación que son extrañas. Normalmente los pacientes comatosos quedan enervados después de unos cuantos días, y se ensucian con mugre y eso. Pero ninguno de estos pacientes muestran signos de eso.»

Repentinamente se le ocurrió algo.

«… Los Aventureros de la patrulla están muy atrasados, ¿verdad?»

Esta ala estaba bajo estricta vigilancia en anticipación de ataques por parte del grupo armado. Los Aventureros hacían rondas por el área periódicamente y se aparecían por esta habitación cada treinta minutos más o menos.
Él miró hacia el reloj. La última vez que un Aventurero había venido fue hace casi una hora.

«¿A quién le importa? Probablemente se cagaron. Vamos, siguiente partida.»
«Bueno, si tienen diarrea, entonces al menos tenemos medici-«
«Reparte de una vez. ¡No te voy a dejar escapar con esa victoria!»

Justo cuando uno de los doctores se estaba levantando de la silla, volvió a sentarse con un suspiro.

Mientras tanto:
Un puñado de Aventureros, incluyendo una mujer que usaba armadura de cuero rojo, estaban colapsados boca abajo en la oscuridad, donde la luz de la luna o las lámparas no llegaba.
Ninguno estaba visiblemente herido.
Y aún así, estaban inconscientes.

En otra parte:
Los intrusos, usando mantos oscuros para mezclarse con la oscuridad, silenciosamente se colaron silenciosamente en el ala.
Esperen.
Usando movimientos de labios y manos, sin hacer ni un solo sonido, uno de los intrusos detuvo a los otros.
Es posible que haya varias personas escondidas aquí.
¿Qué te hace pensar eso?
Puedo escuchar un canto.
Los hombres forzaron el oído.
Lo escucho. Pero dudo que esto obstaculice nuestra misión.
Estoy de acuerdo. No tenemos mucho tiempo; démonos prisa.
EL primer hombre pensó por un instante, y asintió.
Se apresuraron por la oscuridad, abrieron la cerradura de la puerta de una de las habitaciones de los pacientes, entraron, se acercaron a la cama, e identificaron el rostro del hombre de mediana edad inconsciente.
Es él; nuestro primer objetivo, Odle N. Gracis.
Él sacó una gran bolsa negra para cuerpos y la extendió.
Levantaron al hombre, que no podía resistirse, y justo cuando estaban a punto de meterlo en la bolsa-
Odle abrió los ojos.

«¿Huh?»

Un repentino sonido de desconcierto.
Hubo un fuerte sonido cuando Odle fue lanzado al suelo.
¡¿Qué estás haciendo?!
Percibiendo que estaba ocurriendo algo inusual, los hombres asumieron posiciones defensivas. EL hombre que había intentado levantar a Odle había caído al suelo ante sus ojos.
En la oscuridad, podían ver un líquido rojo oscuro esparciéndose por el suelo.
Momentos más tarde, el olor a óxido comenzó a impregnar el aire.

«…»

Odle se levantó del suelo.
Tenía los ojos enrojecidos. Su boca estaba abierta tanto como era posible, exprimiendo un sonido sordo de su garganta.
Está… ¿cantando?
El cuerpo de Odle lentamente se meció de lado a lado.
Este era un desarrollo inesperado, pero los intrusos no se movieron.
Hubo ruido en una misión que se suponía debía ser silenciosa. Pero eso no significaba que alguien los hubiera descubierto.
Su objetivo, que se suponía estaba en coma, había puesto un poco de resistencia, pero eso no significaba que lo que se suponía que hicieran había cambiado. Simplemente tendrían que tomar medidas ligeramente más duras. Eso era todo. Pero-

«…»

Los atacantes lo vieron.
Sin contexto alguno, una extraña imagen apareció en sus mentes; no, se esparció ante ellos y bloqueo toda su visión.
Era un desierto gris.
Un mundo sin personas, sin estructuras hechas por el hombre; solo el paso del día a la noche, un constante ciclo del sol y la luna.
Y ellos sintieron un indescriptible anhelo por lo que debería ser una vista misteriosa. Una terrible nostalgia se apoderó de sus corazones. No podían entender por qué.
«¿Qu…?»

En ese estado de confusión, reaccionaron muy tarde.
No podían moverse.
Sus piernas se mantuvieron inmóviles. Sus brazos estaban congelados. Sus lenguas se atascaron.
Ni siquiera podían apartar los brazos de Odle mientras se acercaba a ellos, mucho menos derribarlo. Ni siquiera podían gritar.
Odle cantó una canción sin voz.
Con silenciosos golpes, los intrusos colapsaron.
La sustancia rojo oscuro se esparció, ensuciando los pisos desinfectados.


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