I’ve Been Killing Slimes for 300 Years – Volumen 2 – Capitulo 10 – Parte 3

Parte 3

Al día siguiente, no pusimos nuestros vestidos y fuimos al lugar de la ceremonia.
A pesar del agitado día anterior, el lugar de la ceremonia estaba decorado con flores como si no hubiera pasado nada. El alboroto que causé probablemente no se haría público.
Había otras personas que no parecían ser demonios, aparte de nosotras. Por lo que escuché de sus conversaciones, eran eruditos. Evidentemente, era cierto que los demonios celebraban esta ceremonia para honrar a todo tipo de personas.

«Estoy nerviosa, pero esto es difícil por otras razones.»

Aquí también había personas con las que luché ayer. Nos saludamos incómodamente: «Me disculpo por mi descortesía de ayer.» «No, no, yo debería ser quien se disculpe…»
Como resultado, cuando vi a Beelzebub y Vania, me sentí un poco aliviada.

«Por un momento, no estaba segura de que iba a pasar.»
«Yo podría decir lo mismo. También fue la crisis más grande que he tenido… Pensé que no iba a ser aburrido si estaba contigo, pero realmente preferiría no volver a pasar por algo como esto, gracias.»

Beelzebub aún se veía cansada.
Era obvio por la forma en que sus alas se movían. Además de eso, aunque no hacía calor, estaba agitando su abanico de plumas.

«Pensé que yo también iba a morir. De hecho, ya estaba preparada para ello.»

Vania también se veía bastante demacrada.
Junto a Vania había otro demonio cuyo rostro se parecía mucho al de ella.

«¿Quién es ella?»
«Soy el leviatán Fatla. Fui la que las trajo aquí.»
«¡Oh! ¡Muchas gracias!»
«Hoy estoy actuando como parte del personal de la ceremonia. Personalmente, volar me parece mucho más fácil. Ya sabe como es; entretener huéspedes toma mucha energía emocional.»

Entiendo a que se refiere. Cuando estaba encadenada a mi compañía, hacer de chofer era más fácil que cuidar de los huéspedes.

«Bueno, estoy ansiosa por servirle hoy. Por favor disfrute una bebida antes de la ceremonia.»

Fatla nos ofreció vasos con algo alcohólico. Puede que esto sea una costumbre universal.
Laika tomó un vaso después de mi. Sin embargo, en ese punto, Vania interrumpió.

«Um, escuchen… Si alguien de aquí se intoxica fácilmente o no maneja bien el alcohol, mejor beban agua, ¿de acuerdo?»

Los ojos de Vania claramente estaban sobre Halkara.

«De acuerdo. Tendré cuidado.»

Ya que Halkara estaba teniendo cuidado, esta vez probablemente no tendríamos problemas.

«Falfa y Shalsha, ustedes también tomen agua.»

Los slimes aparentemente no eran buenos procesando el alcohol. Ya que este hecho encajaba con sus apariencias infantiles, de cierta forma era fácil de entender.

«Ya que esto es una ceremonia demoníaca, me preguntaba como sería, pero es bastante sofisticada, ¿no es así, Lady Azusa?»

Laika estaba mirando a su alrededor, comportándose como una dama muy bien educada.

«Estás acostumbrada a las ceremonias, ¿verdad, Laika? Supongo que debes estarlo.»
«Sí. Esto no es muy diferente a las ceremonias de los dragones. Imagino que los procedimientos terminaran sin problema.»

Laika, comentarios como esos tienden a arruinarlo todo, así que desearía que no los hicieras.
Justo en ese momento, los soldados anunciaron: «¡Presentando a Su Majestad el rey demonio!»

Pecora apareció en un estrado ligeramente elevado.

«Damas y caballeros, gracias por tomar tiempo de sus ocupadas agendas para asistir el día de hoy. Soy el rey demonio, Provato Pecora Ariés. Iré directo al punto y entregaré las Medallas Demoníacas en orden. Primero, la división mágica. Sr. Mantoya, por mejorar enormemente el nivel de magia de refuerzo defensivo.»

Pecora entregó algo que parecía una medalla a un hombre que obviamente era un mago.
Esta parte también fue exactamente como esperarías.

«A continuación, la división de naturaleza. Sr. Noreil, quien cultivó exitosamente rosas azules.»

El siguiente individuo que apareció fue un hombre mayor que parecía no tener idea de por qué había sido convocado a tal lugar. Era fácil imaginar que los demonios repentinamente le habían informado que le iban a dar una medalla y le dijeron que se presentara.
Después de eso, ella siguió dando reconocimientos a varias divisiones.
Probablemente era debido al temperamento de Pecora, pero la ceremonia misma se sentía casual, y no era tediosa.

«De acuerdo, la siguiente es la división de paz. Señorita Azusa, la Bruja de las Colinas, si fuera tan amable.»

Con un aplauso, fui a pararme frente al estrado. Pasé por bastante solo para recibir esta medalla.
Sin embargo, en este punto, Pecora sonrió con picardía.
Argh, esa expresión… Definitivamente está tramando algo.

«De hecho, no es solo la Señorita Azusa.»
«¿Qué quieres decir?»
«Pusiste fin a un largo conflicto entre los dragones rojos y azules. Ya que tenemos la oportunidad, también me gustaría otorgar medallas a los dragones.»

Los ojos de Pecora fueron hacia Laika.

«¿Huh? ¿Yo también?»

Laika apuntó a su propio rostro. Estallaron aplausos y ella también tuvo que subir al estrado.

«Ya veo. Esta idea es bastante buena,» dije.

Era cierto que, sin la ayuda de Laika, no podría haber detenido la pelea. Sin embargo, si esto fuera todo, entonces la expresión de Pecora no tenía sentido…

«Bueno, la Señorita Laika, un dragón rojo está aquí. Traigamos también a un representante de los dragones azules. ¡Señorita Flatorte, pase al frente, por favor!»
«»¡¿Huh?!»»

Laika y yo gritamos al unísono.
Una chica con cuernos y cola de dragón abrió la puerta y entró.
No había duda. Era Flatorte en su forma humana.
Anteriormente, ella lideró a los dragones azules que se metieron en la boda de la hermana mayor de Laika. La derrotamos por completo, así que se vio forzada a firmar un tratado de no agresión con los dragones rojos.

«Después de todo, la Señorita Flatorte está a cargo de los dragones azules, y se está asegurando de que no haya peleas. Pensé que ella también debería recibir una medalla.»
«Te gusta sorprender a la gente, ¿verdad?»

Tímidamente, Flatorte también subió al estrado.
Como esperarías, no parecía sentirse cómoda parándose junto a Laika… Aunque lo opuesto también era cierto.

«H-Ha pasado tiempo, Laika…»
«Sí, en efecto. Me alegra que hayamos dejado de encontrarnos en campos de batalla.»
«De acuerdo, les otorgaré una medalla a cada una de ustedes.»

Pecora descuidadamente puso una medalla en cada una.

«Ahora la paz de los dragones está aún más asegurada. No puedo imaginar que alguien fuera a empezar una pelea.»

Pecora sonrió brillantemente. Era el sistema de «si violan esto, los demonios se enfurecerán y te atacarán».

«L-Lo sé… Los dragones azules no harán nada, así que…»

Flatorte estaba temblando de forma notoria. Hasta los dragones estaban asustados del rey demonio.

«Pecora, puede que no parezcas ser del tipo meticuloso, pero eso fue bastante inteligente.»
«Como rey demonio, debo asegurarme de que el mundo se mantiene a raya.» Pecora se veía bastante orgullosa. «En la era por venir, los demonios se convertirán en un símbolo de la cooperación racial. Después de todo, nuestra nación es hogar de un vasto número de grupos étnicos.»

Cierto, aunque los llamaras «demonios» a todos, físicamente, eran increíblemente diversos. ¿Tal vez eso los hacía tolerantes?

«Bueno, creo que me marcharé ahora… Aún tengo todo tipo de recados que hacer…»

Flatorte estaba ansiosa por hacer su escape. Estar aquí tenía que ser incómodo para ella. Además, aunque podría haber sido diferente si hubiera ganado, ella había perdido contra sus víctimas.
Sin embargo, no me perdí la forma en que Pecora sonrió por un momento.
Estaba empezando a entenderla. Pecora tenía una personalidad horrible. No solo eso, sino que además estaba consciente de ello, lo que hacía que fuera increíblemente difícil lidiar con ella.

«Se me acaba de ocurrir algo. Me gustaría que también pruebes la continua obediencia de los dragones azules a mi hermana mayor.»

¿Iba a hacer que hiciera algo de nuevo?

«Hermana, acaricia los cuernos de la Señorita Flatorte, por favor. Escuché que los dragones azules dejan que individuos a los que demuestran obediencia absoluta acaricien sus cuernos.»

Pecora sonrió. Era una sonrisa adorable, pero contenía una sutil pizca de sadismo.

«¡Eeeeep! N-no, los cuernos no… Los cuernos no…»

Flatorte estaba retrocediendo.

Laika estaba viendo a Flatorte con simpatía. «El rey demonio no tiene piedad, ¿verdad?»
«¿De verdad es tan malo que alguien toque tus cuernos?»
«Es una costumbre peculiar de los dragones azules, y significa sumisión total. Si rompen la regla, la muerte es la única alternativa; por eso, en las batallas hasta ahora, los dragones rojos siempre han tenido cuidado de no tocarlos ahí.»

Yo misma no tenía cuernos, así que la verdad no podía entenderlo.

«Se dice que hace mucho, cuando los aventureros intentaron tocar los cuernos de los dragones para hacerlos suyos, muchos perdieron sus vidas. En su mayoría, fueron golpeados por sus alientos helados y perecieron antes de tocarlos.»

Ya veo. He escuchado historias de caballeros que montan dragones; ¿entonces esos eran dragones azules?

«Si Laika, que es un dragón rojo, los tocara, pondría a los dragones azules bajo el control total de los dragones rojos, y supongo que eso sería incómodo para ustedes dos. Eso significa que hacer que la Bruja de las Colinas los toque es perfecto. En otras palabras, añadiremos un grillete adicional.»

Pecora realmente era una mente del mal.
Claro, puede que eso sea precisamente el por qué estaba teniendo éxito como rey demonio, pero…

«Bueno, es por el bien de la paz. Supongo que los tocaré.»
«H-Haz lo que quieras… Argh, ya no me importa…»

Flatorte se rindió y bajó la cabeza.
En ese caso, tocaré esos cuernos.
Estiré mi mano y acaricié los cuernos. Acaricia-acaricia, acaricia-acaricia. Eran duros, como piedra.

«Mis ancestros… Flatorte se ha entregado a la bruja. Les ruego me perdonen por avergonzarlos…»

Fue brutal de parte de Pecora hacer esto en público, pensé, y me detuve.

«Bien hecho. Eso pone fin a la ceremonia de premiación. Pueden disfrutar la fiesta bufete.»

Y ahora mi trabajo en la ceremonia estaba hecho.
Sin embargo, seguía teniendo un extraño problema: Flatorte me estaba siguiendo a todas partes.
Incluso cuando fui a llenar mi bandeja con varios platillos, ella estaba justo detrás de mi. Pensé que las únicas personas que se mantenían tan cercas eran asesinos o sirvientes. ¿Era esto alguna clase de nueva forma de acoso?

«Um, ¿qué necesitas?»
«Y-Yo estoy… ahora bajo el control de la gran Bruja de las Colinas, así que… me mantengo detrás de ti, en caso de que me necesites.»

Tenía un muy mal presentimiento sobre esto.

«¿Cuándo termina esto del ‘control’? ¿Mañana? ¿En tres días?»
«Cuando muera.»

¡Sí, ese mal presentimiento había dado justo en el blanco!

«¡¿Así que me vas a seguir hasta casa?!»
«Es correcto…»

Todo el tiempo, mientras hablaba, Flatorte estaba roja de humillación. Ya que se veía como una chica, parecía como si estuviera haciendo algo horrible.
Mientras tanto, Laika parecía pensar que esto era una molestia.

«Lady Azusa, la casa en las colinas no necesita dos dragones. Y-Yo soy suficiente. Ordene a Flatorte que regrese al pueblo de los dragones azules. Si ella le debe obediencia absoluta y usted le ordena que vaya a casa, lo hará.»

Laika tenía razón.
Sería cruel forzarla a mudarse, y todo lo que tenía que hacer era «ordenarle» que viviera en su casa, como siempre lo había hecho.

«De acuerdo a las costumbres de los dragones azules, cuando nos separamos de quien nos controla, debemos acabar con nuestras vidas. Después de todo, es nuestro deber proteger a esa persona para siempre…»
«¡Que costumbre más dura!»

Pecora estaba cerca, y nuestras miradas se cruzaron.
Su rostro parecía decir, Hermana, cuida de la tal Flatorte, ¿quieres?

«¡Pecora sabía todo eso, y aún así me hizo tocarte! ¡Tiene un rostro dulce, pero es un pequeño demonio!»
«Lady Azusa, ella es su rey, un demonio entre demonios,» señaló Laika.
«Tienes razón… Los demonios dan miedo…»

Fue entonces cuando Beelzebub caminó hacia nosotras e inmediatamente inclinó la cabeza.

«A Su Majestad le encantan las bromas… Ella no es una mala persona, y es muy lista, pero a veces hace cosas raras por impulso. Lo lamento.»
«Bueno, no es como si hubiera causado un serio problema. Está bien.»

Con el Rey Demonio Pecora como jefe, Beelzebub parecía un gerente preocupado.

«Um… Haré lo que sea, así que por favor lléveme con usted.»

Flatorte mantuvo la cabeza abajo todo el tiempo, mirando al suelo.

«Sí, sí, está bien, solo levanta la cabeza.»
«Sí, Señora Bruja de las Colinas.»

Si se quedaba en forma humana, no sería problema si viviera en una de las habitaciones vacías.

«Parece que te metieron en algo horrible, pero te cuidaremos, no te preocupes. Además, nadie te culpará por venir a donde estoy. También visitaremos tu pueblo de vez en cuando.»
«¡Muchas gracias, señora!»

Ella se arrodilló de inmediato.
De alguna forma, me había vuelto increíblemente importante, o así se sentía, y era realmente incómodo.

«Tienes suerte de que fue la piadosa Lady Azusa la que te recogió.»

Tal vez Laika no estaba tan en contra de la idea de tener otro dragón cerca.

«¡Laika, no perderé contra ti!»

Sin embargo, Flatorte abruptamente levantó la cabeza.

¡¿Q-Qué quieres decir?!»
«¡Me entregaré a mi señora, pero eso es todo! ¡No me rendiré ante ti!»
«¡Tengo antigüedad aquí! ¡Estás siendo grosera!»
«¡No importa quien es nueva y quien tiene antigüedad! ¡Tú no eres mi señora!»

Las dos se gruñeron y empezaron a pelear.
Apuesto a que esto se va a poner complicado…


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