
Capitulo 25
Era una oscuridad infinita.
Sin importar cuan lejos fueras, no había fin.
Sin importar cuanto esperaras, no había amanecer.
Había un lugar en el que había luz.
La que estaba sentada en un trono de oscuridad era la única aquí.
La que estaba sentada en ese trono, era una joven de cabello negro.
Sus brillantes ojos rojos daban a entender que ella no era una simple Humana.
Sin embargo, no era como si esa fuera su verdadera forma.
Pero, tampoco era como si tuviera una verdadera forma.
Ella había tomado esta forma para satisfacer los gustos de una persona, eso era todo.
Aquello que había abdicado incluso su nombre… Ella era algo llamado «Dios Demonio».
Dios Demonio.
La cima de todos los demonios.
Creador de todos los demonios.
Enemigo de todo bien.
Enemigo de todo mal.
Tolerador de todo bien.
Tolerador de todo mal.
Quien afirma toda contradicción.
Quien trasciende toda lógica.
En este lugar en que todo estaba fuera de lugar, el Rey Demonio rió alegremente.
«Ahaha… ¡Ahaha, hahaha!»
Su sonrisa y dulce voz encajaban con su apariencia.
Secando una de las lágrimas como perlas que se asomaban en sus ojos, la joven siguió riendo.
«Vermudol… ¡Un niño como tu, sí que eres codicioso!»
Diciendo que era gracioso, el Dios Demonio rió.
Cuando el Dios Demonio agitó una mano, apareció una adorable muñeca deformada de Vermudol.
Tocando y frotando la mejilla de la muñeca con su puño, el Dios Demonio rió.
«¡Fufufu, y pensar, y pensar! ¡Y pensar que iba a intentar arrastrarme al escenario!»
Diciendo eso, lanzó la muñeca de Vermudol a un lado.
La muñeca aterrizó y comenzó una extraña danza.
Lo siguiente que apareció en la mano del Dios Demonio, fue una muñeca deformada de Rokuna.
«Rokuna, huh… Ya veo, ya veo. Aún así, invocarme a mí… Se le ocurrió una jugada interesante. Me pregunto cuándo pensó en este, siniestro plan.»
Como mínimo, probablemente se le ocurrió para cuando creó a esta niña, y luego de sumar las dos cosas, el Dios Demonio también lanzó la muñeca de Rokuna a un lado.
La muñeca de Rokuna aterrizó, unió sus manos con las de la muñeca de Vermudol y comenzó a bailar.
La invocación de ella, el Dios Demonio.
Eso era incluso más difícil que la creación del Héroe (Sancreed) que Vermudol realizó.
Primero que nada, la cosa conocida como Invocación no era algo tan sencillo.
La Transmisión y la Invocación eran similares, pero su esencia era diferente.
La Transmisión, o más bien traer algo mediante Transferencia, acababa con solo conectar dos espacios.
Sin embargo, la Invocación era diferente.
Por naturaleza, tiempos-espacios separados no podían ser conectados, tiempos separados no estaban entrelazados ni eran continuos, leyes separadas eran incompatibles, y estándares separados no eran intercambiables.
Una Invocación significa ignorar todas esas cosas y traer lo que se desea. Al igual que la reencarnación, era una gran hazaña.
Hablando desde la conclusión, la probabilidad de traer lo que se desea era baja.
Era casi seguro que ocurriera algún tipo de error que causara que la Invocación falle.
Aunque uno tuviera suerte y completara la Invocación, había veces en que se presentaban anormalidades en los datos de la cosa invocada, o que sus almas fueran dañadas.
Entonces, si se lograba evitar esos errores, pueden darse casos en que la invocación se completa con éxito.
Aún así, podría ocurrir otro problema.
Ya que el alma de la cosa invocada no concordaría con los estándares de las almas de otro mundo, existía la posibilidad de que se convirtiera en una singularidad en ese mundo.
Cuando eso sucede, el cuerpo intentaría compensar la diferencia de estándares del alma y mutaría, lo cual se manifestaría en habilidades sobrehumanas.
En ese caso, ¿qué debería hacerse para lograr una invocación perfecta y de forma que no sea influenciada por el mundo?
Eso era la reconstrucción del alma.
Funcionaría si al momento de la invocación, partes del alma fueran reconstruidas para coincidir con los estándares del otro mundo manteniendo el núcleo.
Este método tenía el menor efecto en el mundo.
Si era algo simple como el Espíritu de la Espada, incluso la reconstrucción del alma sería relativamente fácil, y sería mucho más fácil invocarlo sin problemas.
Sin embargo, cuando se trata de invocar a un Dios, no era tan fácil.
A menos que se usara algún truco, la invocación de un Dios requeriría una precisa y exacta configuración, hasta el punto de ser abrumadora. Es por eso que era casi seguro que fallaría.
«… Bueno, con respecto a trucos, hay muchos que podrían hacerlo en ese mundo.»
Murmurando eso, el Dios Demonio miró a las muñecas bailando.
Luego de chasquear los dedos, las muñecas se fundieron en la oscuridad, y el silencio regresó.
Con respecto a esos trucos, de hecho, Vermudol también podría lograrlo con algunas limitaciones.
Sin embargo, eso no sería suficiente.
«Vermudol… Si dices que quieres verme, entonces intenta encontrarme.»
Habiendo abdicado mi nombre y figura, ¿exactamente qué soy?
Intenta adivinar eso, murmuró el Dios Demonio.
«Y si puedes representarme con precisión. Entonces… puede que responda a tu invocación, ¿sabes?»
Reclinándose profundamente en el trono, el Dios Demonio miró al espacio vacío.
«Bueno… si lo logras a tiempo o no depende de ti. No te ayudaré con esto, ni te daré pistas. Esta vez, tendrás que hacerlo con tu propia fuerza.»
Eso nunca sería escuchado por nadie.
Era simplemente el monólogo del Dios Demonio.