I’ve Been Killing Slimes for 300 Years – Volumen 2 – Extra

Extra: Un gato perdido pasó por aquí

«Disculpen, traje a alguien conmigo a casa.»

Cuando Halkara regresó de la fábrica, tenía un gatito con manchas de leopardo en brazos.
… ¿O era un cachorro de leopardo?
Como sea, definitivamente era un felino.

«Vi a este pequeño cerca de la fábrica. Estaba solito y parecía tener frío. Y cuando acerqué la mano, se encariñó conmigo… Está diciendo ‘Quiero que miaudoptes’, ¿verdad?»

Halkara estaba sonriendo alegremente, pero el gatito estaba mordiendo su mano. ¿No duele…?

«Ese animal es un gato montés de Nanterre. Normalmente, viven en lugares desiertos; puede que haya entrado a la ciudad por accidente, o puede que su madre lo abandonara,» explicó Laika, quien llevaba y traía a Halkara del trabajo. Mientras hablaba, veía como Halkara era mordida. «Como regla, la especie no se domestica bien, así que-«
«¡Pero miren, me quiere tanto! ¡No creo que algún otro animal me haya amado tanto!»

Halkara interrumpió firmemente a Laika.

«¡Madame Profesora, me voy a quedar con este pequeño! ¡Seré su madre!»

Honestamente, era difícil creer que Halkara pudiera cuidar de un animal. Además, en este punto, no parecía quererla en lo más mínimo.

«Él dice que está de acuerdo. ‘Quiero que una elfa me cuide’.»
«Halkara, sigues diciendo ‘él’, pero creo que es una gatita.»
«¡T-Tal vez sea un poco masculina! ¡Está bien!»

En ese momento, Falfa y Shalsha vinieron a ver que estaba pasando.

«¡Ooh, linda, que linda! ¡Es una gatita!»

Los niveles de energía de Falfa llegaron al techo.
La gatita saltó de los brazos de Halkara y fue hacia ella.

«Gatita, buena chica, buena chica.»

Cuando Falfa le acarició la cabeza, la gatita ronroneó. No parecía que fuera a morder a mi hija. Shalsha también acarició alegremente a la gatita desde el lado.
Aww… Mis Hijas, con una Gatita. ¡Era la cosa más linda del universo!

«Shalsha piensa que probablemente podríamos cuidar de ella con ese tamaño.»
«¡Falfa quiere quedarse con la gatita! ¿Podemos, Mami?»
«Shalsha también está interesada en observar animales.»
«Claro. De hecho, tenemos que quedárnosla.»

La gatita resaltaba la lindura de mis hijas, así que se quedaba. Tal vez debería estudiar magia en serio, hacer una cámara, y tomar fotos de mis hijas y la gata.

«Buen trabajo, Halkara. Aprecio tu iniciativa.»
«Madame Profesora, ¿la reacción de Falfa acaba de cambiar drásticamente su evaluación?»

Halkara tenía una expresión bastante complicada.
La gatita (que estrictamente hablando no era un gato, pero era bastante similar), fue nombrada Rosquilla.
Esto pasó porque ella era de exactamente el mismo color que las rosquillas que hicimos hace dos días.
Halkara fue la que le dio el nombre. Fue la que la trajo a casa, así que dejamos que la nombrara.
Parecía demasiado simple para mí, pero era cierto que un nombre único probablemente sería más difícil de recordar, así que estaba bien.
Al principio, tal vez porque Rosquilla no estaba acostumbrada a estar en interiores, ella merodeaba por todas partes explorando. Sin embargo, en algún punto, comenzó a ir hacia cierta persona.

«Esta gata puede verme…»

Rosquilla miró fijamente a Rosalie. Aparentemente, los gatos podían ver fantasmas.
Parecía que Rosquilla tenía dos o tres momentos fijos en los que miraba a Rosalie cada día.
Ahora que lo pienso, un gato que pertenecía a una de mis amigas de la secundaria a veces miraba por la ventana a ciertas horas. Cuando las ventanas de papel estaban cerradas, maullaba, demandando que las abriéramos.
Por cierto, lo único que podías ver fuera de la ventana de la casa de mi amiga eran bloques de concreto; ni siquiera había macetas con plantas. El sentido estético del felino era un enigma.
Sin embargo, no podías decir que Rosquilla se había encariñado con Rosalie. Con la que era más amigable era Falfa, o tal vez Halkara. Todo depende de lo que tomes en consideración cuando tomas tu decisión. Era algo así como cuando las evaluaciones de los miembros del comité diferían mucho cuando decidían a quien iban a premiar con el Premio Literario Akutagawa.

«Rosquilla, hora de comer.»

Cuando Falfa bajó un tazón de leche, Rosquilla corrió hacia ella de inmediato. Parecía reconocer a Falfa como su jefa, y la acompañaba fielmente. Aún cuando Falfa la cargaba, no parecía importarle. Yo las veía desde la distancia, sonriendo.
Mi hija es linda. La gatita es linda. ¡Ponlas juntas, y la lindura es infinita!
La forma en que Shalsha a veces se acercaba tímidamente y le acariciaba la cabeza o bajo la barbilla también era bastante agradable.
Sin embargo, con un criterio de evaluación diferente, Halkara también tenía lo suyo.

«Rosquilla, no, no muerdas, por favor. ¡No, solo porque no puedas morder no significa que puedas arañarme!»

Cuando Halkara caminaba adentro, Rosquilla inmediatamente corría hacia ella y se aferraba a su pierna.
A veces parecía que estuviera atacándola, así que parecía como si tal vez considerara que Halkara estaba más abajo en la jerarquía que ella. Por otro lado, tal vez solo pensaba en ella como una compañera. Incluso tomando en cuenta las mordidas, los ataques obviamente no eran en serio.
Como dijo Shalsha, «Naturalmente, la forma en la que actúas con tus padres es diferente a como actúas con tus amigos». Eso también parecía una interpretación correcta.
Además, tal vez porque era un gato montés y no uno normal, Rosquilla era muy activa y tenía que ser sacada a pasear por las colinas. Ya que Halkara se iba a trabajar como presidenta de su fábrica, Laika y yo a menudo quedábamos a cargo de los paseos.
Era divertido simplemente ver como Rosquilla corría por los campos.
Dicen que tener mascotas es bueno para el alma, y creo que ahora sé a lo que se refieren.

Un día, cuando Halkara tenía el día libre, decidimos salir a pasear cerca como familia con Rosquilla.
Estábamos tan emocionadas al respecto que empacamos almuerzos para todas.

«¡Espera! ¡Espera!» Gritó Falfa, corriendo tras Rosquilla. Las seguimos a un ritmo relajado.
«Rosquilla se acostumbró a vivir aquí.»

Tal vez sea mejor decir que nosotras nos habíamos acostumbrado a la vida con una gatita.

«Tiene razón. Aunque tendremos que pensar un poco en el futuro.»

Laika, siempre la estudiante de honor, también parecía seria ahora.

«¿Qué quieres decir?»
«Los gatos monteses crecen grandes comparados con los gatos caseros. Cuando crezca, no podremos seguir teniéndola adentro.»
«Ya veo. El problema de ‘la mascota en crecimiento’, ¿hmm?»

En Japón, vi una historia en las noticias sobre alguien cuya tortuga mascota se había vuelto demasiado grande para poder conservarla. Las tortugas viven por décadas, así que puedes terminar en malas situaciones tales como que el humano se vuelve demasiado viejo y ya no puede seguir cuidándola.

«¡Las colinas son vastas, así que podremos quedarnos cerca de Rosquilla tanto como sea posible!»

Cuando Halkara habló, su voz fue un poco fuerte.
Ella tenía su cara de «adulto maduro» que usaba cuando estaba trabajando.

«Ya hemos vivido demasiado con Rosquilla, y yo me haré cargo de ella. Me haré responsable.»
«Mmm-hmm. No pretendo echarla, así que no te preocupes.»

Justo en ese momento, escuchamos a Falfa gritar. «¡Aaaaaaah!»

No fue un grito muy tenso, pero era obvio que algo había pasado.

«¡¿Falfa?! ¡¿Qué pasa?!»

Cuando corrimos hasta ella, había un gran gato montés, de más de dos metros de largo.
El gato montés y Rosquilla se estaban mirando.
El gato montés adulto era bastante delgado, y su cuerpo estaba sucio. Aún así, sus piernas estaban estiradas y firmemente plantadas en el suelo, como si hubiera olvidado que estaba cansado.
Poco después, el gato montés se acercó a Rosquilla y comenzó a lamerla.

«Esa es una demostración materna de afecto. No hay duda; son familia. La madre está aquí.»

Aunque no hubiera escuchado la explicación de Shalsha, lo hubiera sabido de inmediato.
La madre gato montés había estado buscando a su hija perdida todo este tiempo. Con solo ver su cuerpo demacrado, podías ver que no había podido concentrarse en nada más.

«Halkara, ya que la verdadera madre está aquí, tenemos que-«

Cuando me giré hacia Halkara, ella se veía deprimida, así que dejé de hablar.
Aún así, pensé, no era la egoísta pena de una niña. Su expresión era más madura.

«Así que este es el adiós.»

Halkara murmuró mientras veía a las dos gatas.

Tal vez la madre gato montés era muy inteligente, o tal vez estaba exhausta, pero cuando Falfa le dijo que había comida en la casa de las colinas, ella obedientemente siguió a Rosquilla.
Era posible que Rosquilla le había dicho a su madre sobre la comida.
En frente de la casa, la madre ruidosamente devoró su comida y recuperó energías sin problemas.
Sin embargo, había muchas en la familia que no podían estar verdaderamente felices por eso.
Ya que la madre estaba aquí, era hora de decir adiós.
Luego de que los gatos monteses completara un intercambio que solo ellas podían entender, ambas dieron la espalda a la casa. El verdadero hogar de Rosquilla era donde estuviera su madre, no aquí.

«¡Rosquilla, no te vayas! ¡Rosquilla!»

Falfa dijo su nombre una y otra vez; estaba llorando. Palmee ligeramente su cabeza.

«No te gustaría si tu y yo nos separáramos, ¿verdad, Falfa?»
«No…»
«Es lo mismo para Rosquilla. Si tiene una madre, entonces preferirá estar con ella.»

Falfa asintió, frotándose los ojos con las manos.
Para ser honesta, estaba más preocupada por Halkara que Falfa. Después de todo, a ella le agradó Rosquilla lo suficiente para traerla a casa.
Halkara se había agachado y estaba agitando tranquilamente su mano.
Oh. Ella estaba al nivel de los ojos de Rosquilla.

«Adiós, Rosquilla.»

Halkara parecía mucho mayor que yo. Su despedida contenía la madurez de un adulto y una sensación de distancia. Sin embargo, eso solo significaba que ahora mismo algo especial le pasaba a Halkara, y no sabía si era algo bueno. Si tenías que actuar como adulto todo el tiempo, te cansaría mentalmente, estaba segura.
Entonces Rosquilla se dio la vuelta para vernos.
Ella trotó hasta quedar parada justo frente a Halkara.

«Rosquilla, vas en la dirección equivocada.»

Halkara y Rosquilla se vieron directo a los ojos.
Rosquilla soltó un pequeño maullido, y comenzó a lamer la mano de Halkara. Aunque antes la mordía constantemente.

«Oh, eso da cosquillas. Es un poco aburrido cuando no duele, ¿verdad?»

Cuando habló, la voz de Halkara era un poco tosca.
Como devolviendo el gesto, acarició la cabeza de Rosquilla.
Fueron probablemente unos quince segundos. Más que eso, y la madre gato montés se hubiera preocupado.

«Los animales tienen sentimientos, después de todo. Probablemente quería expresar su gratitud,» dijo Laika, con una expresión tranquila y seria. Sí, probablemente tenía razón.

«Puedes volver a pasar por la fábrica, ¿sabes? Te estaré esperando.»

Rosquilla maulló, como si hubiera entendido las palabras.

«Acabo de ver lo grande que es la Hermana Halkara en realidad.» Rosalie parecía impresionada. «Ella es del tipo hermana mayor, después de todo. No es como tu hija.»

Probablemente era cierto que Falfa seguía siendo una niña.

«Tienes razón. Ella es un adulto. Bueno, como la madre de Falfa, tendría sentimientos encontrados si se volviera demasiado madura, así que creo que así está bien.»

Cuídense, gatos monteses.


Una semana más tarde.

«¡Madame Profesora, traje a alguien conmigo a casa!»

Halkara estaba sosteniendo una criatura que parecía ser un cachorro de zorro.
Por cierto, también estaba mordiendo su mano.

«Miren lo mucho que me quiere. ¡Tendré que ser su madre!»

En ese momento, Shalsha se acercó con bastante prisa.

«Esa raza de zorro es un posible portador de una enfermedad que solo los elfos pueden contraer. Sería mejor si evitaras tocarlo mucho.»

¡Ya la mordió!

«¡Halkara, ponlo de vuelta donde lo encontraste! ¡Luego ve a desinfectar tu mano con medicina!»

Eso destruyó cualquier posibilidad de adquirir una nueva mascota.


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