
Parte 3: Un regreso no deseado
Había un tipo malo.
El tipo fuerte derrotó al tipo malo.
El mal había abandonado el mundo, y todos fueron felices.
Estaba perfectamente bien que las historias empezaran así.
Estaba perfectamente bien que las historias terminaran así.
Pero desafortunadamente sus historias no eran así. Nunca se les proporcionó un gran mal que fuera la causa de todo lo malo en el mundo, ni se les dio el poder para derrotar ese mal.
Así que sus historias comenzaron desde un lugar poco ortodoxo.
Y sus historias seguirían sus propios pasos mientras deambulaban por la oscuridad, acabando justo donde acabaron.
Regul Aire, en el cielo sobre las Isla 11.
Una aeronave volaba, escondiéndose entre las nubes de tormenta.
Por fuera parecía una nave civil de observación.
Todo el exterior de la nave parecía algo destartalado. Las placas anti polvo, que habían recibido varias capas de pintura, tenían un elegante patrón de puntos; las especificaciones de los propulsores izquierdo y derecho no concordaban; varias ventanas a lo largo del lado de la nave estaban astilladas, por lo que las persianas interiores estaban selladas herméticamente. A un lado podía verse pintado el perfil del rostro de un gato negro y las palabras «Agencia de Aventureros Bato».
Pero si hubiera alguien lo suficientemente educado cerca, hubieran notado que la apariencia de toda la aeronave era extraña.
Las placas anti polvo estaban prácticamente intactas, casi sin uso, contrastando completamente con lo sucia que estaba todo el resto de la nave; estaba volando relativamente estable a pesar de la cantidad de piezas improvisadas que tenía; las persianas que se veían detrás de las ventanas parecían demasiado resistentes dada la apariencia del resto de la nave; y lo más importante, el sonido atronador obviamente venía de una gran caldera encantada; definitivamente algo que no encajaba con una pequeña aeronave civil.
Para resumir, esta no era un aeronave común como su apariencia sugeriría.
El nombre Oficial de esta nave era Tomando el Mañana No. 7.
Era una aeronave militar respetable, perteneciente a la Fuerza de Defensa Aérea Elpis, que tenía su base en la Isla 13.
En la cabina.
Con sus grandes y redondos ojos, el soldado frogger revisó los medidores de la pared. Todos los medidores, desde el principio al final de la pared, continuamente mostraban números aburridos y seguros. Estaban volando sin problemas.
Con su rumbo actual, esta aeronave arribaría antes del amanecer al primer distrito portuario de la Isla 11. Podrían entregar el botín que acababan de capturar en la superficie a los técnicos de la Fuerza de Defensa Aérea.
«Um, ¿Oficial?» El frogger giró la cabeza. «Enserio creo que deberíamos desechar esa carga. Puede que vaya en contra de nuestras órdenes, pero creo que es demasiado peligroso.»
«¿Qué pasa? ¿Te da miedito?»
Las esquinas de la boca del oficial licántropo se levantaron formando una sonrisa burlona, revelando un colmillo.
«No, no es eso. Es solo que me siento un poco… incómodo. Especialmente con esas cosas en los compartimientos de carga dos y tres. Nunca había escuchado de una Bestia así.» El frogger tembló. «No sabemos que desastre impensable podría causar.»
«No hay nada que temer. Solo tenemos que confiar en el plan del vice mariscal.»
El vice mariscal.
El frogger no pudo evitar dejar que sus ojos deambularan en el momento que escuchó ese título.
«No es que dude de él ni nada. Yo…»
«Los que insisten en que esas cosas son peligrosas son los de la Guardia Alada. Son sinvergüenzas que ganan dinero por pelear contra esos peligros. Tendrías que ser un estúpido para tomarte enserio cualquier cosa que digan.»
«… ¿Qué quieres decir?»
«Los que públicamente declaran que el enemigo es más peligroso de lo que es en realidad pueden ganar el dinero de todos los patrocinadores. Si se quedan con todas las peleas, entonces los de afuera nunca descubrirán sus mentiras. Lo que digo es que no son tan terribles como dicen esos tipos; la Guardia Alada los hace parecer enemigos poderosos por negocios.»
«¡Eso no puede ser!» La voz del frogger tembló. «¡Una de las islas cayó, ¿recuerdas?! ¡La casa en la que crecí estaba en la Isla 15!»
«Por supuesto. Perderán intereses y capital si todas sus batallas parecen victorias fáciles. Si se contienen y hacen algunos sacrificios de vez en cuando, entonces el peligro parece mucho más convincente. Es un espectáculo.»
«Eso es… No, pero-«
«En cuanto a todos esos salvadores que fueron a la superficie y murieron, diría que es obvio que eso les pase a civiles inexperimentados. Soldados experimentados que han estado en batallas reales, como tu y yo, no tienen razón para temer esas cosas.»
«Uh-«
«E incluso si de verdad fueran peligrosas, las que están a bordo quedaron completamente impotentes gracias a nuestra tecnología de barrera. En este punto, todo ese discurso de que estas cosas son calamidades impenetrables e intocable ya se probó que es una mentira escandalosa.»
El frogger quedó en silencio.
El licántropo tarareó alegremente.
«Sé muy bien lo ansioso que estás por el futuro de Regul Aire. Estamos intentando traer algo prohibido a la Isla 11, donde viven un gran número de personas; también sé lo inseguro que te hace sentir. Pero piénsalo de otra forma.»
«… ¿Cómo?»
«Deberíamos pelear y ganarnos nuestro futuro con nuestras propias manos… fue lo que dijo el mariscal,» dijo el licántropo. «¿Crees que se equivoca?»
«Em… Uh, n-no.»
«En efecto; estás en lo correcto. Esa es la verdad absoluta, y es lo justo. Lo que significa que la Guardia Alada, que están monopolizando las batallas con las Bestias, no pueden tener ninguna verdad o justicia.»
«Eso-«
«A veces tenemos que hacer sacrificios para hacer lo que es correcto. Esa es una verdad que no podemos ignorar. Sin embargo, es exactamente por eso que tenemos que recorrer este camino con valentía. Esa es la responsabilidad y orgullo de los miembros de la Fuerza de Defensa Aérea Elpis.»
«Yo…»
¿De verdad es así? se preguntó el frogger, inclinando la cabeza.
Eso no se sentía correcto para él. Pero tampoco estaba seguro de qué era lo que estaba mal. Si no había nada de malo, entonces significaba que estaba bien, lo que convertiría todas sus dudas en nada más que vergonzosa cobardía.
«L-Lo entiendo. Por favor olvida lo que dije.»
«Eso haré. Me alegra que el fuego de la valentía se encendió en tu interior.»
El licántropo asintió vigorosamente, satisfecho.
Los compartimientos de carga del uno al cuatro de la nave.
Cada uno de ellos era como su propia fortaleza.
Había una delgada capa plateada con propiedades encantadas, pintada en las capas de acero que conformaban las paredes. Incrustado en el suelo había un arreglo de madera, minerales y fragmentos de hueso en círculos concéntricos. Cada uno de estos círculos imita los varios elementos que componen el mundo; el sol, la tierra, la vida misma… Cada uno retrataba el mundo de forma miniaturizada.
Estos formaban una simple pero fuerte barrera multicapa.
Los hechizos de barrera son un método para crear paredes que aíslan un espacio del mundo mismo. Una vez completada, el interior de la barrera se convierte en un mundo distinto al exterior. Cuando eso pasa, las reglas dentro de la barrera cambian ligeramente. Y en el momento en que esas diferencias se manifiestan, los mundos ya no podían interactuar entre ellos.
Paredes del mundo hechas de esta forma nunca se rompen, sin importar cuan fuerte sea la persona. Tal y como un lobo pintado en un lienzo nunca podría devorar a su pintor, nada dentro de estas barreras podría lastimar algo en el exterior.
Había algo agachado en el centro de la barrera.
Y esa cosa tenía la forma de un joven sin marcas de cabello negro.
«…Rgh, agh…»
Dejó escapar un tenue sonido que parecía un lamento.
¿Estaba al tanto de que había sido capturado? ¿Y sabía que no podía escapar fácilmente de este lugar? Estaba encorvado, reprimiendo su agonía en este pequeño mundo cerrado.
-Y repentinamente, hubo un fuerte impacto.
La nave se sacudió violentamente.
«¿Qué fue eso? ¿Una piedra dragón se atravesó en nuestro camino?» El licántropo frunció el ceño.
«No, solo fue una pequeña piedra. Cielos, estaba oculta en las nubes de tormenta, así que no la vi.» A pesar del contenido de sus palabras, no había tensión en la voz del frogger. Sus grandes ojos se movieron para revisar los medidores. «Bueno, no es un gran problema. Esto es una nave militar, después de todo; nuestra nave no es tan frágil como para hundirse por un pequeño golpe. Puede que la pintura se haya rayado un poco, pero la tripulación de mantenimiento hará algo al respecto más tarde.»
«Ya veo; eso es un poco decepcionante. Una simple ronda de bebidas no es suficiente para poner a esos tipos de buen humor. Y los de contabilidad se enojarán si les llevas todos esos recibos.»
«Confío en que puedas hacer algo al respecto… ¿Hmm?»
El dedo del frogger frotó ligeramente uno de los medidores. Había un ligero desenfoque en la pantalla del medidor de inclinación, que regularmente medía cada parte del interior de la nave.
«¿Qué pasa?» preguntó el licántropo.
«Oh no… Esto probablemente significa que hay alguna abolladura en la carrocería de la nave. Algo que dejaría a un civil en bancarrota si intentaran arreglarlo. Somos militares, así que no tenemos que preocuparnos por eso.»
«Espera; eso es un problema. Ahora tendremos que pagar aún más alcohol para los de mantenimiento.»
«Oh bueno, confío en que podrás hacer algo al res-«
El frogger levantó la cabeza.
«… ¿Escuchaste algo?»
«¿Hmm? ¿De qué estás hablando?»
«Fue como un pequeño boom o algo.»
Su mirada se giró hacia una puerta. Al otro lado había un pasillo, y al final de ese pasillo estaba el segundo compartimiento de carga.
«¿Estás seguro de que no lo estás imaginando?»
«Hmm, puede que tengas razón.»
Resulta que el juicio del frogger era correcto.
El verdadero culpable detrás del golpe que había sacudido la nave no era más que una piedra. No habían sido atacados por una nave enemiga escondiéndose en las nubes de tormenta, ni habían sido saboteados por un infiltrado que había comenzado con sus actividades, ni había sido que su «carga» había comenzado a actuar.
Su evaluación de daños tampoco estaba mal. El impacto había doblado ligeramente uno de los huesos dragón, deformando todo el cuerpo de la nave. Ese era todo el daño que había sido causado. Y por supuesto, eso no era suficiente para causar problemas con el vuelo de la nave. Si fuera una nave civil, entonces los dueños probablemente temerían el costo de la reparación y simplemente dejarían la nave en el almacén. Ese era todo el daño.
Sus conclusiones hasta ese punto eran correctas.
Sin embargo, la tripulación no entendía mucho del hechizo de barrera que había en el compartimiento de carga.
Hechizos de barrera tan pequeños eran inestables dado el nivel actual de tecnología disponible para la Fuerza de Defensa Aérea Elpis. El marco en el que estaban basados era experimental, y no había nada que garantizara que fuera a funcionar en la práctica. La absurda idea de crear un nuevo mundo dentro de un mundo que ya existía era posible solo manejando cuidadosamente hasta el más mínimo detalle, tanto que el más mínimo error era imperdonable.
Habían leído todo el material. Tenían todo el conocimiento. Pero no lo entendían en lo más mínimo.
Como sea, no era como si el resultado hubiera cambiado aunque lo entendieran.
Repentinamente, el tercio de atrás de la aeronave de grado militar Tomando el Mañana No. 7 literalmente se desintegró. En una fracción de segundo, lo que una vez fue parte del casco de la nave se convirtió en arena gris que fue barrida por las lluvias torrenciales.
El balance de paso fue arruinado, y la nave cayó en picada.
Con un fuerte ruido, incluso las partes más seguras comenzaron a despedazarse por su propio peso.
Uno de los propulsores fue arrancado de su base por la destructiva torsión. Ahora que la presión no tenía a donde ir, la caldera encantada estalló en llamas.
Los gritos solo duraron un segundo.
Esos también fueron barridos por la lluvia.
Y así, Tomando el Mañana No. 7 cayó.
«¡Mira, una estrella fugaz!»
Era una noche tormentosa en Corna di Luce, la gran ciudad al sur de la Isla 11.
A pesar el mal clima, varias personas se habían reunido y estaban viendo el cielo, cubierto con densas nubes. Fue entonces que lo vieron.
Era una gran bola de fuego, una que no se apagaba a pesar del viento y la lluvia.
«¡Un deseo, un deseo! Ummm…»
Una verdadera estrella fugaz nunca hubiera sido visible entre tantas nubes oscuras. Pero ninguno de los que estaba viendo notó eso. Lo único que les parecía raro era que brillaba más y por más tiempo de lo normal.
Uno de ellos, un joven ailurantropo que miraba arriba desde su cama, incapaz de dormir, apresuradamente dio voz a su deseo:
«Que siempre haya paz en Regul Aire.»
Hubo un sonido atronador y una explosión de aire.
Cayeron árboles, y tierra y rocas salieron volando.
Una gran nube de humo negro se elevó, siendo tragada por el oscuro cielo lluvioso.
Las ardientes llamas no daban señales de debilitarse, incluso bajo el diluvio.
«Urgh… gh, agh…»
A una pequeña distancia de la masa ardiente que una vez fue una aeronave, un hombre (una cosa que parecía un hombre), yacía en el suelo.
Estaba sufriendo.
El dolor no era solo por el impacto de una caída de una gran altura; el intenso impulso destructivo brotando en su interior se convirtió en un gran fervor que atormentaba su cuerpo.
«… El… borde…»
Estiró su brazo tembloroso y se arrastró hacia adelante.
Él entendió que no podía quedarse aquí. Sin importar cuanto su razonamiento quisiera resistirse, no podía ir contra los gritos de sus instintos por siempre.
Quería convertir todo en este cielo, esta tierra de intrusos antinaturales, en polvo.
Incluso ahora, podía sentir ese desgarrador grito de deseo lentamente erosionando su alma. Por eso tenía que lanzar este cuerpo por el borde de la isla tan pronto como pudiera.
No sabía cuan duro era este nuevo cuerpo suyo. Puede que muera, por supuesto, cayendo desde las islas flotantes hasta la superficie. Pero no le importaba. Lo más importante era que no podía volver al mundo en el cielo nunca más.
No sabía en qué dirección se encontraba el borde. El helado torrente de lluvia y la oscuridad de la noche envolvían todo su cuerpo. Ninguno de sus sentidos funcionaba. Simplemente se arrastró hacia adelante, sin pensar en nada.
«… Hey.»
Mientras su cuerpo se arrastraba bajo las gotas de lluvia que golpeaban su espalda, escuchó la voz de un hombre. Se giró para ver en esa dirección, y vio a un hombre grande parado ahí sosteniendo una brillante antorcha; ¿cuándo había aparecido? Había una persona más pequeña en su espalda.
DESTRUIR.
Sin pensarlo, el impulso se elevó en su pecho.
Inconscientemente estiró su mano derecha y agarró un olivo que crecía cerca. Se escuchó un foom. Y en un instante, su puño se cerró sin resistencia. Cuando lo abrió, un puñado de arena sucia se dispersó en la lluvia.
Un momento más tarde, el olivo, habiendo perdido la mitad de su tronco, cayó con un crujido.
«No te… acerques…»
Él había sido asaltado por el deseo de destruir todo lo que entrara en su campo de visión. Así que hizo todo lo que pudo para resistirlo y se cubrió los ojos con la mano izquierda.
«¡Corre…! ¡Soy… peligroso…!» gritó hacia el hombre.
«Mierda. No tenía idea de que realmente serías tu, Willem.»
La voz del hombre no se alejaba; se estaba acercando.
Podía escuchar claramente el sonido de unas botas de cuero caminando por el lodo.
«Digo, no es que dudara que fuera él. Es solo que me parece un poco difícil de creer. Me siento más como ¡De ninguna maldita manera! que feliz por reunirme con él después de quinientos años, ¿sabes?» el hombre se quejó con la persona en su espalda, con un tono ligero y casual.
¿Qué estás haciendo? ¡Sal de aquí de una vez! A este paso no lo voy a lograr.
«¡No te… acerques…!»
«… Espera, ¿no me digas que sigues ahí, Willem?»
Así era. Pero no duraría mucho. Ya no le quedaba fuerza para responder. Ni siquiera había reconocido la rareza de la pregunta misma.
«Supongo que estás al límite. Inusualmente tenaz como siempre.»
Con una risa amarga, la persona se acercó a él.
«Sí, lo sé.»
Eso debe haber sido para la persona en su espalda.
«Este no es un cualquiera; ni siquiera yo puedo ignorarlo. Pero no sé si eso sería bueno para él. Sabes que podría causarle más dolor de lo necesario, ¿verdad?»
Hubo un corto silencio, y su atención se enfocó hacia atrás, como si esperara una respuesta.
«-Sí, cierto. Tienes toda la razón. Dejaré que te salgas con la tuya esta vez, Princesa.»
El hombre se dio la vuelta de nuevo hacia él con calma.
«Deberías estar agradecido. Mis poderes se secaron hace mucho tiempo, pero no hay relación que pueda compararse a la de un maestro y su pupilo. Exprimiré lo que pueda por ti, solo una vez más.»
El hombre colocó la palma de su mano suavemente sobre la frente del joven.
«Esta será mi primera y última vez yendo en contra de una Bestia. Esto es especial. Te pondré a ti, y solo a ti, a dormir con mi mano.»
… Él no entendía lo que este hombre estaba diciendo.
Pero finalmente, se dio cuenta de algo.
Conocía esa voz.
En alguna parte hace mucho, mucho tiempo, había hablado a menudo con esta voz. En un punto de su vida, debe haberlo admirado. Y tal vez, de cierta forma, aún lo hacía.
Debe haberse dicho a sí mismo constantemente que nunca crecería para ser un adulto como él.
«Admira la luna en la infinita oscuridad de la noche…«
Había una extraña inflexión en las palabras del hombre, como si estuviera recitando un viejo poema.
Una extraña sensación comenzó a filtrarse de la mano que tocaba su frente en respuesta a la inflexión.
El joven tenía el presentimiento de que algo raro estaba pasando. Entendió que podría ser algo peligroso. Y aún así, su cuerpo no se movió.
«El sedimento de la noche envolverá tus ojos…«
Su suave susurro era como una orden.
Y un instante más tarde, como el sonido de una cortina pesada al caer, el joven cayó inconsciente.